AMÉRICAS

Colombia: terminó la tercera etapa de dejación de armas de las FARC

La Misión de la ONU en el país latinoamericano oficializó el fin de esta parte del proceso de paz

Colombia FARC, desarme

La Misión de las Naciones Unidas en Colombia dio por finalizada la tercera y última fase del proceso de dejación de armas de las FARC, que correspondía a una de las condiciones del gobierno colombiano para realizar el Acuerdo Final de Paz entre el grupo insurgente y la nación, y con el que se espera, continúe en marcha el plan pactado.

Esta Misión de la ONU, liderada por Jean Arnault, tenía como objetivo verificar la dejación total de armas de los integrantes de las FARC y neutralizar caletas. El proceso de verificación inició en enero de 2016 y se llevó a cabo en tres etapas. La primera constató el correcto desarme de los miembros del ex-grupo guerrillero en los lugares de desmovilización. La segunda, monitoreó la salida de las armas hacia los contenedores centrales. La tercera verificó la inutilización de las mismas y el desmantelamiento total de las caletas.

En total se recogieron 8.994 armas, 38.255 kilogramos de explosivos, 3.528 minas antipersona  y 11.015 granadas. Además se desmantelaron 750 caletas en todo el territorio colombiano, a las cuales se suman las otras 351 caletas incautadas por el gobierno del país entre noviembre de 2016 y agosto de 2017. El armamento inhabilitado y las municiones destruidas se encuentran almacenadas en el Depósito General de Armamento y se usarán en la construcción de varios monumentos a la paz. Mientras que con un acto público la Misión formaliza el fin de las actividades del Cese al Fuego Bilateral y definitivo entre el Gobierno y las FARC.

Sin armas, pero en medio de la incertidumbre

Más de 7.000 excombatientes de las FARC se enfrentan ahora a una nueva etapa, en la cual tendrán que aprender a vivir sin armas ni violencia, para volver a integrarse al sistema que durante más de 50 años mantuvieron quebrantado. Muchos de estos militantes han pasado gran parte de su vida en las montañas y se unieron desde temprana edad al grupo insurgente. La mayoría de ellos no había estado nunca en una ciudad grande como la capital colombiana y sus niveles educativos no superan la primaria.   

Es por ello que gran parte de los desmovilizados permanecerá, al menos por ahora, en las 26 zonas rurales que se dispusieron como lugares de transición a la vida civil. Aquellos que no puedan conseguir trabajo, recibirán 650.000 pesos colombianos mensuales (alrededor de 216 dólares) durante dos años y quienes quieran, podrán vincularse a la cooperativa de las FARC, Ecomún, una empresa de “economía solidaria” que tiene como objetivo desarrollar programas de producción agrícola en zonas rurales.

Pese al compromiso y apoyo del Gobierno para con el partido político FARC (Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común), se cree que al menos en las primeras elecciones, éste no contará con la aceptación suficiente del país. De hecho, una encuesta realizada en meses anteriores indicó que el 80% de los colombianos no votaría nunca por el partido FARC. Sin embargo, con el apoyo de la nación o sin él, a partir de 2018 y durante dos periodos, el partido de las FARC tendrá cinco curules en el Congreso y cinco en la Cámara de Representantes que deberán ser respetadas: esto también hace parte de los Acuerdos de Paz.

 

Latin American Post | Krishna Jaramillo

Copy edited by Laura Rocha Rueda

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