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Estados Unidos señala la supuesta campaña de propaganda de Rusia en América Latina

El Departamento de Estado de Estados Unidos ha formulado serias acusaciones contra Rusia, afirmando que está orquestando una sofisticada cruzada de desinformación en toda América Latina para erosionar el apoyo a Ucrania y sembrar discordia contra las alianzas occidentales .

Joe Biden y Vladímir Putin

Foto: La Casa Blanca, kremlin.ru

Latin American Post Staff

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Desenmascarando la supuesta campaña de desinformación de Rusia en América Latina

En medio del ajedrez geopolítico de narrativas y contra narrativas, Estados Unidos ha puesto de relieve lo que describe como una campaña rusa encubierta para manipular la opinión pública en toda América Latina. En una declaración que corta el ruido de los medios de comunicación globales, Estados Unidos acusó a Rusia de difundir estratégicamente propaganda y noticias falsas diseñadas para socavar el apoyo a Ucrania y avivar las llamas del sentimiento antiestadounidense y anti-OTAN.

El anuncio del Departamento de Estado abre el telón sobre los esfuerzos del Kremlin por infiltrar en los medios de comunicación locales, contenido elaborado para resonar y engañar a las audiencias latinoamericanas. Esta supuesta campaña de desinformación busca disfrazar los intereses rusos como perspectivas indígenas, desdibujando las líneas de autenticidad en el periodismo.

Crecientes acusaciones: la amplia campaña de Washington contra la influencia rusa

Mientras el silencio de la embajada rusa tras la acusación flota en el aire, las acusaciones del Departamento de Estado han intensificado la campaña más amplia de Washington para neutralizar las operaciones de influencia global de Rusia, que según Estados Unidos apuntan agresivamente a la integridad de las instituciones y procesos democráticos.

Tras la publicación en octubre de un informe de inteligencia desclasificado enviado a una lista de más de 100 países, Estados Unidos está pintando el cuadro de un Kremlin trabajando en todos los frentes. El informe acusa a Rusia de un uso calculado del espionaje, la manipulación de las redes sociales y los medios estatales para erosionar la confianza pública en las elecciones democráticas. Esta narrativa ahora se extiende al panorama mediático de América Latina.

Difundiendo hilos de desinformación: el supuesto alcance de Rusia

Según la narrativa estadounidense, los agentes rusos han extendido sus zarcillos por Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Cuba, México, Venezuela, Brasil, Ecuador, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay. Aquí, supuestamente tejen hilos de desinformación, tejiendo sutilmente sentimientos antiucranianos y antioccidentales en el tejido del discurso regional.

Se identifican como los autores intelectuales detrás de esta "campaña de manipulación de la información" tres organizaciones rusas: la Agencia de Diseño Social (SDA), el Instituto para el Desarrollo de Internet y Structura. Estados Unidos etiqueta a estos grupos como entidades de "influencia a sueldo" que supuestamente han comprometido a los medios locales y a personas influyentes en un intento de lavar propaganda rusa a través de canales aparentemente confiables.

Respuesta internacional: sanciones y escrutinio

La respuesta de la comunidad internacional no ha sido sin acciones. En julio, la Unión Europea impuso sanciones a SDA y Structura, acusándolas directamente de apuntalar la agresión militar de Rusia contra Ucrania con un barniz de apoyo propagandístico.

Supuestamente, los equipos rusos generan contenido canalizado a periodistas cooperativos en América Latina para su refinamiento y distribución a través de los principales medios de comunicación, un proceso destinado a disfrazar el origen y la verdadera naturaleza de la información.

Pressenza y El Ciudadano, dos plataformas de noticias en línea en español con sede en Ecuador y Chile, respectivamente, han sido señaladas por el Departamento de Estado como vehículos principales de este contenido sospechoso. Las raíces de Pressenza se remontan a Milán, Italia, en 2009, con un establecimiento posterior en Ecuador en 2014, mientras que El Ciudadano se presenta como un medio local chileno. Ambos se encuentran ahora bajo el escrutinio de la inteligencia estadounidense como conductos de narrativas influenciadas por el Kremlin.

Esta última acusación de Estados Unidos arroja una larga sombra sobre la compleja interacción entre la geopolítica global y la integridad de los medios. Es una narrativa que sirve como advertencia, recordando a las audiencias internacionales los esfuerzos cada vez más sofisticados para moldear percepciones y políticas utilizando la información como arma.

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La nueva frontera: percepción versus poder

A medida que se desarrolla este drama internacional, las líneas de batalla se trazan a través de los territorios físicos pero dentro del dominio de la mente. Mientras Estados Unidos arroja luz sobre estas supuestas operaciones encubiertas, la comunidad global se da cuenta de que la próxima frontera del conflicto internacional puede estar en la lucha por controlar la narrativa. Esta batalla tiene que ver tanto con la percepción como con el poder.

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