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Reseña de “Madre de alquiler”: una problemática telenovelizada

La nueva serie mexicana pretende cuestionar la gestación subrogada, pero logra muy poco y hasta caricaturiza la problemática. Esta es nuestra reseña de "Madre de alquiler", disponible en Netflix.

Fotograma de la serie 'Madre de alquiler'

Foto: Netflix

LatinAmerican Post | July Vanesa López Romero

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Read in english: Review of “Watch The Surrogacy”: A Telenovela Problem

El debate sobre la gestación subrogada, también conocida como alquiler de vientre, ha estado muy vigente en los últimos años. Este, básicamente, transita en si es ético o no que una mujer preste su cuerpo para engendrar un bebé para una pareja. Se habla de la instrumentalización e, incluso, mercantilización de las mujeres con capacidad gestante. A pesar de que son mayoría los países que consideran ilegal esta práctica, el hecho de que sea legal en Estados Unidos, una potencia del mundo a nivel mediático, y que celebridades de la talla de Kim o Khloe Kardashian accedan a esta, le ha dado una visibilización sin precedentes.

En Latinoamérica existe un vacío legal respecto a la práctica, pero es un debate que también ha dado de qué hablar. Tanto así, que el servicio de streaming Netflix decidió producir una nueva serie en la que se exploran las consecuencias de este procedimiento. Se trata de “Madre de alquiler”. Aunque cuestionar el tema y ponerlo a la luz pública es necesario, las pretensiones de denuncia de la serie se quedan solo en eso, en pretensiones. A continuación revisamos más de cerca la serie y en qué falla. Ten cuidado, a partir de acá encontrarás spoilers.

¿De qué va “Madre de Alquiler”?

La nueva serie de Netflix se centra en Yeni, una mujer de ascendencia indígena que para evitar que su padre vaya preso, se ve obligada a alquilar su vientre a una pareja de millonarios y herederos de una farmacéutica con mucho poder en México, Carlos y Julia. A partir de esto, vemos las injusticias de las que es víctima y las consecuencias que el procedimiento trae sobre su vida a nivel emocional. 

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Tras dar a luz, Yeni es desechada por la familia de millonarios. Despierta en la banca de un parque junto a un bebé que resulta ser uno de los gemelos que engendró. Este también fue abandonado porque nació con una deformidad congénita, por lo que Nora, la abuela de los bebés, decide fingir la muerte del niño y mentirles a su hijo y nuera. La niña, que nació perfectamente, se queda con Carlos y Julia y crece rodeada de comodidades y lujos, mientras que el niño crece con Yeni en un ambiente humilde. 

La historia se narra a partir de flashbacks y flashforwards que van hilando la narración y nos dejan ver qué fue de las vidas de cada uno de los implicados a la vez que nos muestra la relación que nació entre Yeni y Carlos. 

Al final de la serie, toda la red de mentiras creada por Nora se descubre y Yeni comienza una relación amorosa con Carlos. 

El problema con “Madre de alquiler”

La serie fue escrita por Aída Guajardo, reconocida por otros títulos como “Amy, la niña de mochila azul”, “Para volver a amar”, “Alma de hierro” y “Yo no creo en los hombres”. En este sentido, la trama responde a un formato de telenovela y cumple con todos las fórmulas de este: una protagonista joven de clase baja que se debe enfrentar a la explotación de una familia de clase alta, una mujer villana que hará todo por deshacerse de la protagonista, un protagonista rubio y guapo que, a pesar de ser millonario, tiene corazón, y un romance que supera los límites de clases sociales y las complicaciones de la trama. 

En ese orden de ideas, todo se presenta de manera exagerada. Las situaciones son supremamente forzadas. De hecho, en el primer capítulo se hace un barrido de casi toda la trama, sin detenerse en un desarrollo de personajes y ni siquiera del problema. Esto desemboca en que la mayoría de la serie y de las situaciones sean innecesarias, por lo que se alargan momentos que no son relevantes para la trama y que tampoco terminan de generar entretención. 

La pretensión de denunciar una práctica que está rodeada de cuestionamientos morales, se queda en la mera intención. Se extralimitan las consecuencias que esto podría generar al ponerlo en un contexto en el que parece ser que todo está hecho para la mala suerte de la protagonista. Así, “Madre por alquiler” no es una serie que tenga fines críticos hacia la subrogación, sino que toma un tema en tendencia para mover una trama que poco tiene que ver realmente con este. 

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