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Xenofobia en Chile: un reto para el gobierno de Gabriel Boric

Son cada vez más los casos de xenofobia reportados en Chile, lo que representa un desafío para el Gobierno de Gabriel Boric. ¿Cómo afectan las decisiones de las autoridades a esta problemática social?.

carabineros de chile

Foto: NTN

LatinAmerican Post | Christopher Ramírez Hernández

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El pasado 19 de mayo, los medios colombianos reportaron el asesinato de Milton Domínguez, un ciudadano de ese país que vivía desde hace algunos años en Chile. El colombiano, nacido en Cali hace 61 años, habría sido víctima de una fuerte golpiza por, al parecer, miembros de la Armada chilena que lo habrían atacado hasta la muerte en la ciudad de Iquique.

“De acuerdo con la evidencia y el fiscal del caso, los funcionarios de la Armada Chilena involucrados ya están en prisión preventiva en Iquique”, dijo Nancy Domínguez Moreno, hermana de la víctima, en conversación con Caracol Radio. Esto, a pesar del gobierno progresista de Gabriel Boric.

Para Domínguez, la muerte de su hermano “es un acto de xenofobia (odio a los extranjeros)”, una situación que no es nueva en el país austral.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas de Chile (INE), la población extranjera residente en ese país llegó a casi 1,5 millones de personas para el 2021. Los ciudadanos de Venezuela, Perú, Haití, Colombia y Bolivia son los de mayor presencia en el territorio chileno.

Ahora, la migración, que es considerada ya como una problemática social en Chile, trajo consigo un espíritu xenofóbico al país que afecta principalmente a los ciudadanos venezolanos que residen allí. Es por esto que es imprescindible el actuar de Gabriel Boric y todo el aparato del estado.

Algunos de los casos más sonados tienen que ver con grupos de personas que van directamente hasta los campamentos de migrantes venezolanos (sobre todo en Iquique, ciudad muy cercana a la frontera con Bolivia) para destruirlos. Entre finales de 2021 y principios de 2022, se dieron dos de estos casos, que terminaron con la quema de carpas, colchones y otra clase de pertenencias de los extranjeros.

¿Culpa de las autoridades?

Sin embargo, lo que parecen ser casos aislados, también pueden ser tomados, según varios expertos, como una respuesta a la incapacidad que tiene el Gobierno y demás autoridades estatales para no aumentar el odio hacia la población migrante. De hecho, habrían propiciado todo lo contrario.

Para la ministra del Interior, Carolina Tohá, es sumamente peligroso que la Fiscalía publique las fotos de presuntos delincuentes extranjeros en Chile, y aún peor que pida ayuda a la ciudadanía para dar con su paradero. “Hay que tener mucha cautela con esto, sobre todo en casos donde aún no hay una sentencia y los procesos investigativos no están concluidos”, indicó Tohá.

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Asimismo, explicó que “hay riesgos de que se generalice el comportamiento de personas de una nacionalidad con este tipo de hechos delictuales y que surjan casos de xenofobia. En Chile tenemos cientos de miles de venezolanos y venezolanas viviendo, la enorme mayoría de ellos integrados en la sociedad y trabajando, ellos no pueden pagar los platos rotos. Hay que evitar siempre estas estigmatizaciones”.

No obstante, el debate fue más profundo y polémico cuando la Fiscalía anunció que habrá prisión preventiva para todos los migrantes que sean detenidos y cuyo estatus sea el de indocumentado. Según el fiscal nacional Ángel Valencia, esta medida se toma con el fin de no entorpecer las investigaciones relacionadas con una persona que no es capaz de demostrar su identidad en el país.

Por supuesto, los contradictores no se hicieron esperar, acusando que este tipo de medidas no solo estigmatizan a un grupo social específico, sino que además dan pie para institucionalizar el racismo y la xenofobia, llevándola a niveles de índole estatal.

Así lo expone el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), representado por su Grupo de Trabajo de Migraciones y Fronteras Sur-Sur. Por medio de un comunicado oficial, este grupo de académicos aseguró que encarcelar a todos los indocumentados, sin una causa justa, no solo es atentar contra sus derechos humanos, sino que pone en entredicho la organización interna del Estado chileno.

Para este grupo, es claro que actualmente se dan “procesos lentos de tramitación de la documentación migratoria, los que generan una cantidad importante de personas en situación de irregularidad administrativa, a la espera de que las instituciones del Estado correspondientes den respuesta a sus solicitudes de visa o a sus procesos de autodenuncia por ingreso por paso no habilitado, para acogerse a derecho”.

En pocas palabras, para la CLACSO es obvio que esta medida podría poner en riesgo la dignidad y libertad de personas inocentes que son víctimas de la burocracia inoperante y lenta del Estado chileno.

Misma opinión comparte Amnistía Internacional, entidad no gubernamental que lamenta el hecho de que “el Estado chileno no ha cumplido con su obligación de proteger a quienes salieron de Venezuela para resguardar sus vidas (…) Sin opciones para regularizar su estatus migratorio, las personas venezolanas en Chile están condenadas a una situación de absoluta desprotección”.

¿Xenofobia u odio a los pobres?

Otra organización que se manifestó por estos actos de racismo y xenofobia fue la ONU, por medio de su oficina en Chile. Esta entidad internacional asegura que las autoridades chilenas no están garantizando “el adecuado respeto de los derechos humanos de todas las personas a vivir una vida libre de violencia”.

Sin embargo, uno de los puntos más importantes que resaltaron es que la mayoría de casos de odio se dieron en contra de los migrantes más pobres. Esto demuestra, según el director de la Fundación Interpreta, Tomás Lawrence, que la discriminación es un poco más clasista que nacionalista.

“Lo que ocurre dentro de lo que nosotros estamos observando es que a la gente no le molesta el migrante por su nacionalidad, no le molesta por el hecho de que sea venezolano o porque sea colombiano o por otra nacionalidad. Le molesta por el hecho de ser pobre y es ahí donde se genera esta aporofobia, que no es una xenofobia propiamente tal”, dijo Lawrence.

Sin embargo, de acuerdo con Lorena Zambrano, dirigente e integrante de la Asociación de Migrantes y Promigrantes (AMPRO), esto nace del miedo de los chilenos “de volver a la época de la dictadura cuando había mucha pobreza, lo relacionan al tiro con eso, como que la migración va a venir a empobrecer Chile”. ¿Pueden realmente los migrantes empobrecer a toda una nación?

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