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Ucrania: así es el desgaste de la guerra ruso-ucraniana tras 16 meses de conflicto

La llamada "guerra de desgaste" ha hecho que tanto Rusia como Ucrania permanezcan en un constante estado de avances y retrocesos que afectan principalmente a la población civil y al medioambiente.

Bandera de Ucrania

Foto: Pexels

LatinAmerican Post | Christopher Ramírez Hernández

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“Kiev afirma que recuperó siete pueblos en su contraofensiva” o “Rusia sigue bombardeando ciudades y denuncia un ataque aéreo en Crimea”, son algunos de los titulares con los que se aborda la guerra entre Ucrania y Rusia. Hace 16 meses Rusia decidió invadir al país vecino, decisión que dejó (hasta el pasado 24 de febrero, cuando se cumplió un año de la invasión) más de 7 mil civiles muertos, según la Organización de las Naciones Unidas.

Por su parte, el Gobierno ucraniano asegura que las bajas militares rondan entre 150 y 153 mil, de las cuales, 13 mil serían uniformados ucranianos y 140 mil soldados rusos.

Sin embargo, más allá de las cifras que por momentos deshumanizan el concepto de guerra, cabe poner a discusión un tema del que poco se habla: el desgaste que trajo consigo este conflicto.

Tantos líderes detrás de los frentes de batalla como las organizaciones internacionales aseguran que la invasión rusa a Ucrania se convirtió en un sube y baja de emociones. El plan inicial del Kremlin de tomarse el territorio ucraniano “con facilidad” se vio eclipsado por una férrea defensa de las Fuerzas Armadas dirigidas por el presidente Volodímir Zelenski.

"Los preparativos por parte de Rusia para una guerra prolongada significan la comprensión del enemigo de que su plan de conquista rápida de Ucrania no es realizable. Por eso, el presidente ruso, Vladímir Putin, ahora valora una larga guerra de desgaste", dijo a inicios de este año la inteligencia militar ucraniana.

Un déjà vu de la Primera Guerra Mundial

Ahora, esta llamada “guerra de desgaste” no muestra por ahora a un ganador claro, especialmente cuando, tal como lo definió el famoso cronista argentino Julián Varsavsky, las batallas se redujeron (por decirlo de alguna manera) a un déjà vu de la Primera Guerra Mundial con las trincheras como protagonistas.

Según el reconocido experto en historia de Rusia y Ucrania, Jorge Wozniak, el conflicto en curso entre ambos países lleva a un "regreso táctico" de la antes conocida como la ‘Gran Guerra’ en el que, tanto Rusia como Ucrania, cuentan con acceso a tecnologías similares (artillería de precisión y drones). Esto detonó en un choque con avances y retrocesos constantes, sin una ventaja obvia en ninguno de los frentes.

Wozniak destaca que los tanques se convirtieron en blancos vulnerables, tal como se observó en la entrada de las fuerzas rusas a Kiev. Los videos muestran cómo los tanques son alcanzados por cohetes, lo que llevó a los rusos a cambiar su estrategia de avance. Ahora, buscan atraer a los ucranianos hacia áreas en las que puedan desgastarlos con su artillería abrumadora, manteniendo una asimetría de 10 a 1.

Así, la estrategia rusa se basa en generar desgaste y bajas constantes, aspecto que deja a los ucranianos con una única vía de suministros y escape. Los rusos evitan tomar ciertas localidades para evitar exponerse y concentran sus esfuerzos en posiciones favorables en las cuales pueden arrasar a sus oponentes desde la distancia.

En cuanto a Ucrania, su ventaja radica en el conocimiento del terreno y en contar con combatientes civiles que pueden tomar armas y enfrentarse a los invasores rusos. Sin embargo, este constante estrés psicológico también desgasta a los ucranianos.

¿Rusia contra el resto del mundo?

Otro punto a tener en cuenta, y que ayudó a que Ucrania haga del desgaste un poderoso aliado en contra de Rusia, es la ayuda internacional que recibió por parte de organizaciones internacionales, especialmente la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

De hecho, el jefe de esta entidad mundial, Jens Stoltenberg, fue claro al mencionar que al ser este conflicto bélico “una batalla de desgaste”, el siguiente paso dentro de la crisis es avanzar a “una guerra de logística”.

“Creo que a veces subestimamos toda la logística que tiene que haber para que los carros de combate tengan capacidad operativa, así que quizá sea un poco más aburrido, pero la logística es extremadamente importante”, afirmó.

En ese sentido, la logística que recibió Ucrania por parte de grandes potencias como Estados Unidos, Alemania o Reino Unido no fue poca, y es una estrategia que ayudó al gobierno de Zelenski y sus tropas, mantenerse a flote y contrarrestar las constantes arremetidas rusas.

Por supuesto, esta ayuda (absolutamente necesaria) más que dar una luz de triunfo para Ucrania, solo atiza más y más el enojo de Rusia; incluso válida el pensamiento con el que los rusos iniciaron la invasión en territorio ucraniano: la supuesta anexión de Ucrania a la OTAN.

Así lo hizo saber el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, quien acusó a la OTAN de intentar absorber y arrastrar a Ucrania hacia la alianza, respaldando así la decisión de Rusia de llevar a cabo la operación para garantizar su seguridad.

Por su parte, el ministerio de Exteriores ruso afirmó que las acciones de la OTAN en Ucrania “confirma su participación directa en el conflicto y en la planificación de operaciones militares”.

Con esta situación, los expertos señalan que actualmente no existen condiciones favorables para abrir negociaciones entre ambos países, ya que ninguno está dispuesto a ceder. La guerra continúa sin dar tregua, aspecto que deja a la región en una inesperada lucha de trincheras en plena era posmoderna.

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El desgaste del medioambiente

Finalmente, es importante destacar que “la guerra de desgaste” no solo acaba con las fuerzas humanas tras los ejércitos, sino también con la naturaleza.

Varios expertos alertan sobre el impacto ambiental de la guerra en zonas protegidas como el parque nacional Sviati Hora, zona en la que se desataron graves incendios por los ataques.

Además, el uso de artillería intensiva y los bombardeos sobre fábricas y equipamientos militares liberan materiales tóxicos, como el amianto, mientras que los sistemas de alcantarillado afectados empeoran las condiciones de vida en las ciudades del este ucraniano. Así, la dimensión ambiental de esta guerra se hace cada vez más evidente, afectando tanto la tierra como la salud de la población.

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