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El levantamiento de Panamá contra la minería conduce a una acción legislativa

En un cambio notable impulsado por una amplia protesta pública, la Asamblea Nacional de Panamá está considerando revocar un importante contrato minero con la firma canadiense First Quantum, lo que señala un momento crucial en la política ambiental y económica del país. El desarrollo sigue a las protestas más grandes del país desde julio pasado, arraigadas en preocupaciones ambientales profundamente arraigadas y un debate sobre las prioridades financieras .

Protestas en Panamá

Foto: 29/10/2023.- Manifestantes participan en una nueva jornada de protestas contra el nuevo acuerdo minero con Minera Panamá, filial de la canadiense First Quantum Minerals (FQM), hoy en Ciudad de Panamá, Panamá. EFE/Bienvenido Velasco

The Latin American Post Staff

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Una coyuntura crucial para Panamá

La decisión de Panamá de potencialmente anular un importante contrato minero con First Quantum Minerals y su subsidiaria, Minera Panamá, subraya una coyuntura crucial en el enfoque de la nación hacia la gestión ambiental y el crecimiento económico. Esta medida legislativa, a punto de finalizar, surgió como respuesta directa a una ola de protestas generalizadas, que marcó la protesta pública más extensa desde la crisis del costo de vida del año pasado.

Este levantamiento refleja inquietudes cada vez más profundas sobre la preservación de la rica biodiversidad de Panamá, particularmente en las áreas boscosas del estado de Colón, destinadas a la minería de cobre a cielo abierto. El polémico contrato, que prometía entre 20 y 40 años adicionales de minería en 13.000 hectáreas, generó temores sobre la posible destrucción de ecosistemas vitales y la contaminación de fuentes de agua potable. El área, fundamental para el corredor biológico mesoamericano, alberga una fracción significativa de las especies conocidas del mundo, lo que pone de relieve los riesgos ecológicos globales de esta disputa local.

Las preocupaciones ambientales remodelan las prioridades económicas

La presión pública ha sido fundamental para cambiar la narrativa de los incentivos económicos a la conservación del medio ambiente. El contrato original, firmado en marzo, representó la inversión privada más destacada de Panamá y contribuyó aproximadamente con el 3% del PIB nacional. Sin embargo, la perspectiva de una degradación ambiental sostenida impulsó un sólido movimiento de protesta, que abarcó una coalición diversa, desde enfermeras hasta activistas ambientales. Sus preocupaciones trascendieron las cuestiones locales y tocaron temores más amplios sobre el impacto en el Canal de Panamá, una ruta marítima mundial crucial y un símbolo de orgullo nacional.

El rápido movimiento de la Asamblea hacia la derogación del contrato y la imposición de una moratoria minera hasta que se reforme el Código de Recursos Minerales demuestra el poder de la opinión pública a la hora de dar forma a las políticas. Sin embargo, esta decisión tiene sus complejidades. Los expertos legales advierten que revocar el contrato por medios legislativos podría exponer al gobierno a costosas demandas, potencialmente evitables si la Corte Suprema de Panamá considera que el acuerdo es inconstitucional. Este enredo legal ilustra el intrincado equilibrio entre la toma de decisiones soberana y el cumplimiento de los contratos comerciales internacionales.

Orden civil versus derecho a protestar

La respuesta a las protestas, caracterizada por escaramuzas entre manifestantes y policías antidisturbios cerca del edificio de la Asamblea, subraya las tensiones entre el orden civil y el derecho a protestar. La fuerte respuesta policial, empleando gases lacrimógenos y balas de goma, se yuxtapone sorprendentemente con las marchas pacíficas hacia el edificio de la Corte Suprema, donde los manifestantes pidieron que se dé prioridad a las demandas que cuestionan la constitucionalidad del contrato.

En medio de estos tumultuosos acontecimientos, la fuerte caída de los precios de las acciones de First Quantum (una asombrosa caída del 47% desde el comienzo de la semana) ilustra vívidamente la sensibilidad del mercado al malestar social y ambiental. Los inversores, a menudo influenciados por la estabilidad y la previsibilidad, evidentemente están desconcertados por la feroz oposición pública y el futuro incierto del proyecto minero.

Esta situación que se desarrolla en Panamá plantea preguntas críticas sobre el equilibrio entre el desarrollo económico y la preservación del medio ambiente. Desafía la narrativa tradicional que enfrenta estas dos prioridades, sugiriendo la necesidad de un enfoque más sostenible del crecimiento económico que armonice con la protección ambiental.

Una lección global: equilibrar el crecimiento y la ecología

La experiencia panameña también resalta la dinámica en evolución del activismo ambiental global. Estas protestas, que ya no se limitan a fronteras locales o nacionales, llaman la atención sobre la interconexión de los sistemas ecológicos y la responsabilidad compartida de su gestión. La batalla de Panamá no se trata sólo de un contrato minero; es un microcosmos de una lucha global más amplia en la que las ambiciones económicas se comparan cada vez más con la sostenibilidad ecológica.

A medida que se acerca la votación final, Panamá se encuentra en una encrucijada. El resultado no sólo determinará el destino del proyecto minero sino que también señalará el compromiso de Panamá con la conservación del medio ambiente y cómo visualiza su futuro económico. Independientemente de la decisión, este episodio ha encendido una conversación nacional sobre el tipo de desarrollo que Panamá y, por extensión, otras naciones deberían perseguir en una era de mayor conciencia ambiental.

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Equilibrando el crecimiento y la ecología

En un mundo de cambio climático y pérdida de biodiversidad, la confrontación de Panamá con su política minera ofrece un modelo para otros países que enfrentan dilemas similares. Subraya el imperativo de considerar los impactos ambientales a largo plazo en las decisiones de desarrollo, destacando el papel del activismo público para influir en las políticas. La historia de Panamá emerge así como un faro que guía la conversación global sobre la conciliación del desarrollo económico con el imperativo de preservar el patrimonio ecológico de nuestro planeta.

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