Bienestar

Dolor crónico, ¿una enfermedad?

El dolor crónico que afecta a millares de latinoamericanos muchas veces ha pasado desapercibido por los gobiernos y la sociedad, pero la situación puede cambiar gracias a una declaración firmada en el marco del XIV Congreso Latinoamericano del Dolor celebrado en Perú.

Persona manifestando dolor en su cuello

Foto: Freepik

LatinAmerican Post | Julián Andrés Pastrana Cuéllar

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Read in english: Chronic Pain: Is this a Disease?

Se considera crónico un dolor que persiste en el tiempo por más de tres meses, lo anterior de acuerdo a la definición del médico James C. Watson, especialista en esta condición de gran incidencia a nivel mundial. También recibe el calificativo de crónico cuando el dolor continúa presente un mes después de la desaparición de la lesión o causas que lo originaron o cuando se repite de manera intermitente durante meses y años. Asimismo, también cuando está relacionado con lesiones que no se sanan o con enfermedades crónicas como el cáncer, la diabetes, la artritis, la endometriosis y la fibromialgia.

Dicha condición, como es de esperarse, provoca graves efectos en quienes la padecen, como cansancio, dificultad para dormir, pérdida de apetito y de peso, y disminución del deseo sexual. A eso se suman la depresión y ansiedad que aparecen en quienes sufren la patología, ya que esta se les convierte en un obstáculo para llevar a cabo las actividades cotidianas.

Mientras que en 2021 se estimaba que el 10 % de la población mundial debía convivir con esta condición, en Latinoamérica la proporción de afectados por el dolor crónico alcanzaba entre el 27% y el 42 %, cifra que da cuenta de la gravedad de este padecimiento en la región. Por eso cobra relevancia que 14 asociaciones latinoamericanas que trabajan alrededor de este tema hayan decidido adherirse a la Declaración de Lima sobre el Dolor Infantil, documento que se construyó en el marco de la XIV Congreso Latinoamericano del Dolor celebrado en la capital del Perú.

Un documento que reivindica los derechos de los pacientes con dolor crónico

Con esta declaración, no solo se pretende exhortar a los gobiernos a prestarle suficiente atención a una problemática que pasa inadvertida para quien no la sufre, sino también se busca reconocer que esta condición es una enfermedad en sí misma.

El documento establece además un decálogo para abordar este trastorno que insta a entender el dolor crónico como una patología transversal y no solamente como un síntoma de otra enfermedad. También resalta la importancia de darle al dolor crónico un tratamiento no solo médico sino interdisciplinar, lo anterior atendiendo a su complejidad y a su naturaleza biopsicosocial.

Por último, la declaración conmina a los gobiernos y el personal sanitario de los países de la región a la adopción de leyes, políticas y campañas educativas orientadas a que los afectados con esta patología puedan acceder a mejores tratamientos. Igualmente, hace énfasis en que el personal sanitario actualice sus conocimientos en torno al dolor crónico para brindar la mejor atención posible. Si bien el documento se enfoca en niños y adolescentes, sus recomendaciones se pueden hacer extensivas a la población adulta que padece esta condición.

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La situación del dolor crónico en Latinoamérica

Que 14 asociaciones latinoamericanas hayan acogido esta declaración es de vital importancia en la región o al menos así se puede inferir de las estadísticas de esta condición en la región.

En México, según el portal Elhospital.com, 1 de cada 4 adultos (el 27,1 % de la población) manifiesta padecer un dolor crónico. En el caso de Colombia, citado por este mismo medio, alrededor de 15 millones de personas conviven con este padecimiento con especial incidencia del dolor lumbar crónico. Más al sur está el caso de Chile, en donde el 27 % de la población le hace frente a esta patología que le cuesta al Gobierno una cifra cercana a los 550.000 millones de pesos chilenos. En Argentina, Perú y Ecuador se reportan cifras similares de afectados por dolor crónico.  

Se espera que este documento firmado en Lima sirva para reivindicar a los pacientes que conviven con el dolor crónico y para impulsar acciones encaminadas a paliar este problema muchas veces oculto.

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