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Hiperconexión: el problema de estar siempre en línea

Las nuevas tecnologías facilitan muchas tareas y actividades diarias, permiten ampliar el círculo de amigos, conocidos, seguidores; acceder a información general y conocer hechos en tiempo real, pero, se puede perder el control sobre ellas. Te contamos qué es la hiperconexión

Personas en una cena con celular

Foto: Pexels

LatinAmerican Post | Yenny Rodríguez Barajas

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Estar al tanto de las tendencias en redes sociales, conocer minuto a minuto los hechos noticiosos, o seguir paso a paso la vida de los famosos o los influencers, es para muchas personas una rutina diaria. Si bien esto los conecta con el mundo virtual, en ocasiones, los desconecta con su entorno más cercano.

Pasar muchas horas frente a un portátil, computador, teléfono móvil (o cualquier otro dispositivo) siguiendo, reaccionando o comentando sobre diferentes temas, está generando complicaciones en la salud de quienes tienen estas prácticas. Inclusive, puede resultar la causa de problemas familiares y/o laborales.

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Según los expertos, se va perdiendo la capacidad de comunicación asertiva, pasando de relaciones personales reales a vínculos líquidos, es decir, superficiales. La hiperconexión, como se le conoce a estar conectados en exceso a los dispositivos, no es un tema que se deba tomar a la ligera.

Según Guido Sánchez Santur, docente de la Facultad de Ciencias de la Comunicación en la UPAO – Universidad Privada Antenor Orrego en Trujillo, Perú, “visto desde la productividad, la hiperconexión tiene un impacto significativo, puesto que las personas interactúan entre sí y obtienen información actualizada e inmediata, y, en los negocios, acelera las relaciones comerciales al mantenerse en permanente contacto con los clientes”. Sin embargo, el experto agregó que existen varios factores nocivos para la salud y las relaciones personales en la hiperconexión. “Quienes están hiperconectados se alejan de su entorno, llámese compañeros de trabajo, familia, amigos, porque existe una tendencia al individualismo. Por eso, cuando son obligados a desconectarse, se sienten ansiosos y estresados”, explicó el experto.

Es cierto que las nuevas tecnologías, facilitan muchas tareas y actividades diarias, permiten ampliar el círculo de amigos, conocidos, seguidores; acceder a información general y conocer hechos en tiempo real, pero, perder el control sobre ellas, trae más consecuencias negativas, que beneficios. Stuart Crabb, director ejecutivo de Facebook, en una entrevista con el New York Times, aconsejó desconectarse y dejar de usar (de vez en cuando) los ordenadores y smartphones. Consideró que las personas deben estar atentas al efecto que el uso excesivo ocasiona en su rendimiento y sus relaciones.

Aprender a conectar y desconectar de manera consciente es clave

Para Mar Cabra Valero, periodista española de investigación y especialista en análisis de datos, cofundadora de The Self Investigation, “el problema no es la conexión, sino conectarnos de manera consciente o intencional. Es decir, tomar nosotros el control de esa conexión, y no, que nos controle a nosotros. Ese es el aprendizaje que tenemos que hacer”. Agregó que en un mundo en el que hay tantos estímulos tecnológicos, la clave es decidir cómo queremos relacionarnos. “Cómo queremos relacionarnos con el correo electrónico, el WhatsApp, las redes sociales y cuáles, son los acuerdos que establecemos para que esa relación sea sana para nosotros y efectiva para la comunicación con los demás”.

De acuerdo con un estudio de la Universidad de Salamanca, España: “Sobre la necesidad de desconectar: algunos datos y propuestas”, la defensa de la desconexión digital se apoya además en los beneficios que comporta para la recuperación de la capacidad de atención, pues navegar por internet exige una forma particularmente intensiva de multitarea mental, dado que la red es, por su mismo diseño, un sistema de interrupción y de fragmentación de la atención.

Resalta que, gracias a la desconexión periódica, se conseguiría que los momentos de conexión online sean más enriquecedores, pues estar atado al flujo incesante de información, paradójicamente, reduce la productividad y la eficacia. No se trata de hacer a un lado los dispositivos, o utilizarlos solo para el trabajo o actividades escolares, sino de tener autocontrol. Dominar los dispositivos (no ellos a nosotros) porque son herramientas muy útiles si las sabemos usar, poniendo límites para estar en línea y desconectarnos cuando debemos hacerlo. Encontrar el equilibrio entre la virtualidad y la vida real. Así, también es fundamental disfrutar de otros espacios que no requieran de la mediación de dispositivos digitales como cocinar, dar un paseo, ir al campo, hacer manualidad, leer o tomar un café con un amigo. 

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