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Acoso en las universidades: ¿Qué hacer y qué falta aún?

La semana pasada, el nombramiento y luego declinación del académico Víctor De Currea-Lugo para la embajada de Colombia en los Emiratos Árabes avivó el debate feminista sobre el acoso en las universidades.

Mujer viendo a la cámara

Foto: Freepik

LatinAmerican Post | Staff

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Read in english: Sexual Harassment in Universities: What To Do And What Is Still Missing?

La semana pasada se hizo público el nombramiento de Víctor De Currea-Lugo como embajador de Colombia en los Emiratos Árabes. Luego de esto, la representante a la cámara Jennifer Pedraza expresó en Twitter su descontento con el nombramiento cuando trinó sobre las acusaciones de acoso sexual que recaen sobre De Currea. Después de que algunos medios de comunicación investigaran las acusaciones y revisaran los testimonios de las presuntas víctimas, De Currea declinó al nombramiento como embajador.

Más allá del caso particular de este nombramiento, esta noticia reabrió el debate sobre acoso sexual en las universidades. Algunas voces feministas llaman la atención sobre el problema detrás de las acusaciones: el acoso y la intimidación de profesores a estudiantes es muy común en las universidades, ¿qué hacer?

¿Cómo identificar el acoso en el espacio académico?

Lamentablemente, las acusaciones sobre Victor De Currea son apenas un ejemplo entre muchos casos de acoso en el espacio académico. Aunque esta sea una problemática de vieja data, no ha sido sino desde hace algunos años que las universidades han tomado medidas al respecto. En primer lugar, lo primero que han tenido que hacer las instituciones ha sido saber identificar qué constituye un caso de acoso sexual.

El Observatorio de Asuntos de Género de la Universidad Nacional de Colombia define las violencias sexuales como "aquellas ejercidas para imponer a la persona victimizada que desarrolle o tolere una determinada acción de índole sexual o que mantenga contacto sexualizado, físico o verbal, en contra de su voluntad, mediante el uso de la fuerza, coacción, presión psicológica, amenaza, intimidación, soborno, chantaje, manipulación o cualquier otro mecanismo que anule o limite la voluntad personal". 

La revista Cambio reunió cinco testimonios de denunciantes de De Currea-Lugo. Los testimonios tenían en común conductas como comentarios sobre el físico de las estudiantes y manipulaciones para reunirse en su casa en vez de en lugares públicos. Estos y otros comportamientos que pongan en duda el total consenso y plena consciencia del estudiante deben alertarte y pueden ser discutidos con un consejero universitario.

Lee también: ¿Qué hacer en caso de vivir violencia o acoso laboral?

¿Qué hacer si identifico que puedo ser víctima de acoso sexual en mi universidad?

Debido al amplio debate feminista que ha tenido lugar en los últimos años en los espacios académicos y a la que algunos han llamado "la era del Me Too", ya muchas universidades cuentan con protocolos y rutas de acción en caso de acoso sexual. La Ruta de Atención de violencias basadas en género y violencias sexuales de la Universidad Nacional de Colombia, por ejemplo, prevé qué hacer en casos de emergencia y los diferencia de otros casos que buscan la prevención de que el acoso se prolongue. Estas rutas de acción sirven para, por un lado, ayudar a la denunciante si necesita atención psicológica o física. El otro lado, por supuesto, es la denuncia.

La ruta ya mencionada concibe dos posibles procesos después de la denuncia: un procedimiento alternativo pedagógico y un proceso disciplinario. La idea de esto es que no solo se sancione al acusado sino que además existan espacios de reflexión y pedagogía en los que se discutan los teas de género y de acoso en las universidades.

Estos protocolos, aunque apunten a lo mismo, pueden variar según la universidad. El protocolo MAAD de la Universidad de Los Andes, por ejemplo, contempla cualquier tipo de "situación que atente contra la sana convivencia entre los miembros de la comunidad, pongan en riesgo la integridad física o psicológica de las personas y constituyan alguna forma de maltrato, acoso, amenaza, discriminación, violencia sexual o de género". Con un enfoque más amplio y tal vez menos punitivo esta ruta de acción pretende también ser un instrumento de prevención.

Así es que si has identificado un caso de acoso en tu universidad, lo primero que deberás hacer es conocer los mecanismos específicos de la institución de los que puedes valerte para denunciar. Podrás averiguarlos en el departamento de bienestar universitario de tu universidad. Sabemos que no todas las instituciones cuentan con protocolos y rutas de acción, así que recuerda que si es tu caso, siempre puedes exigirlo o hablar con un consejero estudiantil para saber cuáles son tus opciones.

¿Qué falta por hacer?

Si bien, como hemos dicho, en los años recientes las universidades han hecho un esfuerzo por identificar y tratar esta problemática, aún quedan muchas preguntas y temas por revisar. Los protocolos citados en este artículo, por ejemplo, no tienen más de diez años. Es así que las denunciantes de De Currea-Lugo, cuyos testimonios van del 2013 al 2017, no tuvieron acceso a estas rutas de acción. Tampoco se ha contemplado qué hacer en el caso de denuncias tardías (muy comunes en caso de acoso sexual por las secuelas que este tiene en la salud mental), lo que deja a algunas víctimas sin instrumentos para la denuncia.

En su podcast "A fondo" la periodista María Jimena Duzán abrió sus micrófonos a la denunciante y al denunciado. De Currea-Lugo no niega muchas cosas de las que se lo acusa sino que más bien arguye que estas no constituyen acoso. Esto deja ver que muchas veces son los profesores quienes no saben identificar el acoso —él mismo lo ha llamado “coqueteo”—. Así es que es evidente que hacen falta no solo rutas de denuncia sino también espacios de pedagogía en las universidades para profesores y estudiantes, pues todos los miembros de la comunidad universitaria deberían estar informados en temas de género y sexo.

Es cierto que aún hay un largo trecho por recorrer en cuanto a los derechos de las mujeres y la igualdad entre los sexos en la Academia. Sin embargo, ya existen protocolos en algunas universidades que protegen a la denunciante así como la presunción de inocencia del acusado. Además, las universidades tienen el potencial de ser espacios pedagógicos desde los cuales pueda haber un debate con altura y desde donde se pueda prevenir, más que castigar, las conductas de acoso sexual. Invitamos a nuestras lectoras a informarse sobre cuál es el protocolo en la suya (y a exigirlo en caso de no haberlo) y a denunciar sin miedo. Mientras los temas de género siguen siendo discutidos en la Academia, deben ser también una preocupación en la vida práctica de estudiantes y profesores en las universidades.

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