Bienestar

¿Por qué la OMS pretendía eliminar las grasas trans en el mundo para 2023?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha dado a conocer el cuarto Informe sobre la eliminación mundial de ácidos grasos trans (TFA) que afectan gravemente la salud de las personas.  Acá te contamos cuáles son los logros y retos que tienen los países para alcanzar los objetivos planteados.

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Foto: Unsplash

LatinAmerican Post | Erika Benitez

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Read in english: Why did the WHO Intend to Eliminate Trans Fats in the World by 2023?

El informe elaborado por el Departamento de Nutrición y Seguridad Alimentaria de la OMS monitoreó el progreso a nivel global de la eliminación de las grasas trans que son producidas industrialmente. En el documento, se dan a conocer los avances y las buenas prácticas implementadas por los diferentes países en el periodo comprendido entre octubre de 2021 y septiembre de 2022. 

Según datos de la OMS, "el consumo de grasas trans es responsable de hasta 500.000 muertes prematuras por cardiopatías coronarias cada año en todo el mundo". En este sentido, la organización recomienda que el consumo de dichas grasas sea de menos del 1% del consumo calórico total, lo que se traduce en menos de 2,2 g/día en un régimen alimentario de 2.000 calorías. Pese a que se han implementado buenas prácticas en diversos países, las metas que se habían trazado la OMS para su eliminación en 2023 no serán cumplidas. 

¿Qué son y por qué son perjudiciales las grasas trans para la salud?

Las grasas trans (AGT) son un tipo de ácidos grasos insaturados que son creados industrialmente. Su ingesta no controlada es dañina para el corazón, ya que eleva los niveles de colesterol malo en la sangre y reducen el bueno. Las podemos encontrar en las grasas vegetales solidificadas como la margarina. Así como en los alimentos fritos, horneados y ultraprocesados como: pizzas y lasañas pre cocidas, bollería, palomitas de microondas, aceites y pastelería industrial.

Su producción se ha vuelto muy común para mejorar la vida útil de los productos, para ahorrar dinero y como estrategia de marketing, ya que utilizan ingredientes vegetales que habitualmente se consideran “más sanos”, pero que, en realidad, su procesamiento desencadena problemas graves para la salud. Según se informa en el reporte de la OMS, existen otras alternativas más saludables que son viables y no afectan al sabor ni al costo de los alimentos.

Actualmente, múltiples estudios demuestran que la ingesta de este tipo de grasas aumenta la incidencia de enfermedades cardiovasculares, las cuales, según el informe de la OMS, siguen siendo la principal causa de muerte en el mundo. Además, son las “responsables de más de un tercio de las muertes prematuras cada año”. En su mayoría, esto se ve reflejado en países de ingresos bajos y medios, por lo que el foco de acción debe centrarse particularmente en estas zonas.

El informe también habla sobre el reto de abordar las dietas poco saludables, que son responsables de 8 millones de muertes en todo el mundo cada año. Lo cual se reitera en el estudio de 2019 sobre la “Carga mundial de Enfermedades, lesiones y factores de riesgo (GBD, por sus siglas en inglés)”, y que es un elemento clave para la prevención de las enfermedades cardiovasculares.

Para lograr este objetivo, es necesario implementar políticas que incluyan medidas legislativas o reglamentarias para limitar el contenido de grasas trans a no más de 2 gramos por cada 100 gramos de las grasas totales (2%) en todos los alimentos. De igual forma, se debe establecer la prohibición de la producción o el uso de aceites parcialmente hidrogenados (una de las principales fuentes de grasas trans) como ingrediente en la alimentación.

¿Cuál ha sido el progreso de las medidas?

En cifras generales, los países han respondido al llamado de la OMS para llevar a cabo medidas eficaces para la eliminación mundial de ácidos grasos. De acuerdo con el informe, en la actualidad existen políticas de obligatorio cumplimiento para 3.400 millones de personas en 60 países (lo que representa, el 43% de la población mundial). De ellos, “43 países han implementado políticas de buenas prácticas, que cubren a 2.800 millones de personas (36% de la población mundial)”.

Sin embargo, la mayoría de las medidas que se han puesto en marcha, han sido en países de renta alta, sobre todo en las regiones de América y Europa. Solo hasta 2021, India y Filipinas se convirtieron en el primer y el segundo país de renta media-baja en aprobar una política de buenas prácticas. Ninguna nación de ingresos bajos ha adoptado aún una política de mejores prácticas para eliminar las grasas trans.

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Avance para la región de América Latina

Para la región de las Américas, en el año 2022, en Uruguay se prohibió la utilización de más del 2% de AGT en los alimentos. A este país se le han unido, Brasil, Chile, Canadá, Perú y Estados Unidos, como el sexto país de América en aplicar estas políticas. El caso más reciente es Argentina, que logró aprobar una política de mejores prácticas, que entrará en vigor en 2024 y que amplía el límite del 2% en aceites y grasas a todos los demás alimentos.

En  2022, en Paraguay entraron en vigor límites provisionales de AGT menos restrictivos (2% en todos los aceites y grasas, y 5% en otros alimentos). En septiembre de 2024, se implementará una política de mejores prácticas. Por su parte, Ecuador y Colombia tienen límites del 2% en aceites y grasas, y del 5% de la grasa total en todos los alimentos. En México, se ha redactado una política de buenas prácticas aprobada por el Senado y está a la espera de la del Congreso para su promulgación.

Si bien se tiene un avance significativo, desde el 2018 que la OMS pidió por primera vez la eliminación mundial de las grasas trans producidas industrialmente. El objetivo de eliminarlas totalmente en 2023 sigue siendo inalcanzable, queda mucho camino por recorrer. Varios países tienen aún la tarea de establecer políticas de buenas prácticas para proteger a sus ciudadanos de los efectos nocivos del TFA. Es necesario, que a través del programa se amplíe el interés de los gobiernos, las empresas, el sector privado y la sociedad civil de generar acciones que aceleren los progresos hacia el cumplimiento de la meta, ya que según el reporte, cinco mil millones de personas en todo el mundo siguen sin tener protección frente a las dañinas grasas trans.

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