ECONOMÍA

Lula da Silva le apuesta a un “Euro” sudamericano. ¿Qué tan factible es?

El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, y su homólogo argentino, Alberto Fernández, traen a la mesa una moneda regional que pueda competir con el Dólar y el Euro.

Lula da Silva

Foto: Martin Heinlein / DIE LINKE

LatinAmerican Post | Santiago Gómez Hernández

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Luiz Inacio Lula da Silva lleva menos de 1 mes en el gobierno y ya demuestra que la integración latinoamericana será una prioridad en su Gobierno. En su llegada a Buenos Aires en el marco de la cumbre de la CELAC (Comunidad de Estados Latino Americanos y del Caribe), Lula y su aliado argentino, Alberto Fernández, anunciaron lo que antes se venía rumorando: la intención de crear y promover una moneda conjunta sudamericana.

A pesar de que aún queda un camino largo para la creación de “sur” (posible nombre, según una entrevista del ministro de Economía argentino, Sergio Massa, en el Financial Times). Aunque la iniciativa es de Brasil y Argentina, la propuesta será puesta a consideración de muchos otros países.

Una moneda común para toda la región hace parte de una serie de medidas de integración que desde años añoran los integracionistas. La idea, es imitar al Euro, la moneda común europea, y poder unificar la mayoría de países de la zona para tener una moneda fuerte que pueda hacer contrapeso a otras como el dólar estadounidense, el Euro o el Yen.

La propuesta no es nueva. Tampoco es una medida única de la izquierda. Hace un par años, los derechistas Mauricio Macri y Jair Bolsonaro (predecesores de Alberto Fernández y Lula da Silva, respectivamente) había barajado la opción del “peso real”. Pero los cambios políticos en la región, impidió que se avanzara en el tema.

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Incluso, desde la misma Alianza del Pacífico también se manejó la posibilidad de una moneda única para Perú, Colombia, Chile y México. En su momento, los presidentes Gustavo Petro y Gabriel Boric (Colombia y Chile, respectivamente) habían barajado esta propuesta.

Boric mismo dijo en su momento que “todas las iniciativas de integración regional que fortalezcan a la cooperación de nuestros países me parece que apuntan en una buena dirección”.
Esta propuesta es una opción atractiva para los países que no tienen moneda propia o que no tienen acceso a crédito en mercados internacionales o con moneda muy débil. Para países como Ecuador, Venezuela o Argentina puede ser una gran posibilidad que les permita tener una mejor política monetaria.

Una moneda que tenga un mercado de más de 400 millones de habitantes (en Sudamérica) le podrá competir de tú a tú al Euro (346 millones) el Yuan (1.412 millones), la Rupia 1.408 millones) o el dólar estadounidense.

Una moneda fuerte necesita políticas monetarias fuertes

A pesar de que uno de los principales beneficios de tener una moneda fuerte es aumentar la demanda y el mercado, no basta solo con esto. En los últimos años se ha evidenciado cómo las monedas nacionales de la mayoría de economías sudamericanas sufren de depreciación con las monedas internacionales. Ya sea el bolívar venezolano, el peso argentino, el peso colombiano, el real brasileño, el sol peruano, etc. han debido fenómenos inflacionarios, e incluso, de hiperinflación. Una moneda regional no solucionará este problema.

Para tener una moneda fuerte no se necesita tener un mercado grande. Para esto, están los ejemplos de la estrategia que tiene China de mantener un Yuan débil para fomentar la exportación o de las monedas de la península arábiga, que son más valiosas que el dólar.

Entonces, no importará que Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y Venezuela (toda Mercosur) se unan y creen una monead única. Venezuela y Argentina han demostrado que sus políticas monetarias y su endeudamiento poco tienen que ver con su moneda.

Incluso, el decano de la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de la Universidad de Chile, José De Gregorio, dijo para radio Infinita que la propuesta de Lula y Fernández es “lo más absurdo que he escuchado. Y poco creíble”

Antes de pensar en producir una moneda regional, se debe unificar políticas fiscales y ceder autonomía monetaria. Igualmente, será necesario que las economías participantes del proyecto, sean similares, ya que la moneda única será tan fuerte como su economía más fuerte, y tan débil como su economía más débil. Casos como la crisis griega son un ejemplo. Para esto, los países de la región deberán manejar impuestos similares por lo alto y esto afectará a los ciudadanos más vulnerables en cada economía.

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