AMÉRICAS

América Latina cierra el 2022 con una crisis de educación: retos y desafíos

2023 se perfila como un año muy retador, pues la inflación, los conflictos y las consecuencias de la pandemia han aumentado las desigualdades. Te contamos cuál es el panorama con el que cierra América Latina el 2022, con una crisis de educación generalizada

Estudiante en un aula de clases

Foto: Freepik

LatinAmerican Post | María Fernanda Ramírez Ramos

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El 2022 no ha sido un año sencillo para ninguna región del mundo. Las consecuencias de la pandemia continúan golpeando fuerte a la población y ningún área se escapa. La salud, la educación, la economía, las relaciones interpersonales, el trabajo: prácticamente todas las áreas de la vida humana fueron sacudidas y tuvieron que adaptarse a la emergencia mundial. No obstante, este tipo de cambios y consecuencias tienen un largo alcance. 

Como cada año, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), lanzó un informe con el análisis del año para la región en materia económica y social. El documento titulado "Panorama Social de América Latina y el Caribe 2022: la transformación de la educación como base para el desarrollo sostenible", hace un análisis de la desigualdad y la pobreza, con un énfasis en los impactos de la pandemia por coronavirus. No obstante, particularmente este año señala la crisis de los sistemas educativos en la región, con enfoque en la desigualdad de género, los desafíos para la inserción laboral y la inversión en el gasto social en educación. 

"Pese a que se espera el fin de la pandemia, la región no ha logrado avanzar hacia la recuperación tras sus impactos sociales y retornar a los niveles de 2019 anteriores al inicio de la pandemia. La región se ha mantenido expuesta a un inestable escenario geopolítico y económico mundial marcado por una conjunción de crisis sucesivas, en particular, por la guerra en Ucrania", señala el informe de la CEPAL. A esto se suma que las proyecciones sobre el crecimiento del PIB no son alentadoras: se proyecta que en 2023 alcance solo el 1,4%, mientras en 2022 se estimó en un 3,2%.

La crisis de la educación crece de forma silenciosa

La interrupción de las clases por los largos confinamientos y las grandes desigualdades que existían para acceder a la educación virtual, han dejado a muchos niños, niñas y adolescentes con rezagos en materia de educación. “Las brechas en el desarrollo de habilidades, la pérdida de oportunidades de aprendizaje y el riesgo de aumento del abandono escolar" son algunas de las consecuencias más graves, según la CEPAL.

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Asimismo, la pandemia llegó tras años de avances en educación y puso un freno a estos. Sin embargo, también es preciso señalar que muchos de los avances se dieron de forma desigual. Por ejemplo, las cifras señalan el acceso a la educación superior pasó del 23% en el 2000 al 52% en 2020. No obstante, los análisis también señalan que favoreció a los estratos medios y altos, aumentando las brechas.

Como bien dice el refrán popular, toda crisis es una oportunidad y con este tema no es la excepción. Los problemas que se hicieron tan evidentes también son una alarma sobre la necesidad de preparar a los sistemas educativos en digitalización y reducir las brechas en el acceso y la calidad. Al respecto, la CEPAL plantea que hay diversas prioridades. "La mantención de condiciones seguras para la reapertura de las escuelas, la inversión en estrategias para identificar los costos de la interrupción de la educación presencial, tanto en aprendizajes como en bienestar socioemocional, y el diseño e implementación de estrategias de recuperación que tengan como objetivo no dejar a nadie atrás", son algunas de las prioridades que señala la comisión.

Asimismo, señala que es fundamental que los modelos educativos también tengan un abordaje que fomente el bienestar socioemocional de los alumnos y de la comunidad educativa. Así, es urgente poner el foco en los profesores y en la necesidad de una educación integral, que no solamente se enfoque en las capacidades técnicas. Al respecto, la educación para sostenibilidad, la educación ambiental y la educación orientada a las habilidades para el trabajo deben ser prioridad. 

"La transformación educativa exige un nuevo pacto social, político y fiscal, amplio y a largo plazo, fortalecer el rol de las tecnologías digitales en los procesos de enseñanza y aprendizaje, así como en los sistemas de gestión, abordar desafíos específicos de cada nivel educativo, promover la articulación intersectorial y asegurar la sostenibilidad financiera de la mano de instituciones educativas fortalecidas para una mayor equidad y eficiencia del gasto", asegura el informe. Asimismo, la región tiene deudas en materia de educación con las personas con capacidades diversas y una educación que se adapte a la diversidad.

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