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El Salvador: ¿Qué tan efectiva ha sido la estrategia antiviolencia de Nayib Bukele?

Desde que el gobierno de El Salvador comenzó el estado de excepción a finales de marzo, el país se ha mantenido en una tensa calma. Analizamos cómo ha funcionado la estrategia antiviolencia de Nayib Bukele.

Nayib Bukele

Foto: TW-nayibbukele

LatinAmerican Post | Yolanda González Madrid

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Marzo fue un mes para el olvido en El Salvador, ya que sus últimos días estuvieron marcados por la violencia de las pandillas. Esto trajo como consecuencia que el presidente Nayib Bukele aplicara un régimen de excepción, el cual se ha ido prolongando con el fin de disminuir las tasas de homicidios y extorsiones en el país. Ahora, a casi seis meses de su implementación, la estrategia parece surtir efecto en cifras, pero con graves denuncias de violaciones a los derechos humanos.

De acuerdo con información publicada por el Ministerio de Justicia y Seguridad salvadoreño, más de 50 mil personas han sido capturadas por ser presuntos miembros de pandillas. Si bien para Bukele está dando resultados, se tiene previsto que la medida vuelva a tener una ampliación que llegue hasta finales de septiembre. A su vez, el gobierno también está preparando una serie de leyes para mantener a estos individuos por más tiempo en las cárceles.

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Sin embargo, no todo son resultados positivos. Ciertas organizaciones como Human Rights Watch le han manifestado al gobierno salvadoreño su preocupación por el trato hacia los detenidos, además de la gran cantidad de denuncias sobre el encarcelamiento de algunos inocentes. Esto, sin duda, contrasta un poco con una encuesta de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas que señala que un 89,3% de los ciudadanos ven la estrategia antiviolencia de Bukele como efectiva.

Un gran cambio positivo

La detención de pandilleros ha disminuido drásticamente la tasa de homicidios y extorsiones en El Salvador, según fuentes allegadas al gobierno. El propio Bukele aseguró que el país superó los 150 días sin hechos violentos, cifra histórica que va de la mano con el trabajo de la Policía Nacional Civil y de la Fuerza Armada. Y es que para el mandatario, la idea es acabar por completo con las pandillas para que no regresen a amedrentar a la población.

En días recientes, la nación salvadoreña celebró sus fiestas patronales bajo un clima de cierta tranquilidad, situación que no se veía desde hace años. El cambio positivo en la mayoría de las zonas está dejando una sensación de paz, sobre todo en las noches, pues el temor a las pandillas provocaba un silencio total en cualquier rincón.

Por su parte, la Asociación de Distribuidores de El Salvador (ADES) afirma que las extorsiones han disminuido en un 40-80% desde la activación del régimen de excepción. Vale la pena mencionar que el robo de mercancía y el contrabando eran dos de las principales actividades de las pandillas para generar sus ingresos. Con esto, las empresas ya han comenzado a invertir en ciertos sectores para tratar de causar un mejor impacto económico en el país.

«Nuestras empresas están creciendo cerca de un 15%, respecto de lo que crecimos en 2021; que fue de alrededor de un 30% (respecto al 2020)», destacó Alejandro Zelaya, ministro de Hacienda, para medios locales. Por consiguiente, se estima que haya un incremento del 50% en la recaudación tributaria, sin mencionar que el 20% de PIB que perdían año tras año por la delincuencia ya no supondrá una amenaza.

Las sombras del régimen de excepción

¿A qué costo ha conseguido el gobierno de Bukele frenar la violencia en El Salvador? Según un informe del Observatorio Universitario de Derechos Humanos (OUDH), las detenciones llevadas a cabo durante el régimen de excepción han estado marcadas por la arbitrariedad, las violaciones de los derechos humanos, las muertes bajo custodia estatal, y un hacinamiento carcelario (247%) que ha obligado al gobierno a construir un nuevo recinto.

«No todas las personas que han sido detenidas son miembros de pandillas. Hay gente inocente que ha sido capturada y que se ha visto afectada en su libertad personal», aseguró en el informe Danilo Flores, director del OUDH. Ante esto, el gobierno asume que un 1% de los arrestos no estarían vinculados a alguna pandilla, y que dos de cada seis detenidos sería por hurto o agresión.

Asimismo, la investigadora del OUDH, Natalia Ponce, explicó que entre marzo y julio hubo 63 supuestas víctimas de tortura, según un análisis realizado a partir de notas periodísticas. A todo esto, cabe agregar que en ese mismo periodo de tiempo se procesaron hasta 306 casos de violaciones al derecho de integridad personal, la mayoría de ellos por la negativa de agentes de seguridad a brindar la información necesaria a los familiares de los detenidos.

A su vez, el informe también señala que al menos unas 59 personas encarceladas perdieron la vida bajo custodia del Estado. Los motivos, según Ponce, van desde agresiones físicas de otros internos y/o policías hasta negligencia en la atención médica. Las cifras apuntan a que todas las víctimas son hombres, de los cuales el 27% tenían entre 18 y 30 años.

En conclusión, la estrategia antiviolencia de Bukele ha dejado opiniones divididas. Ciertamente, las detenciones han disminuido las extorsiones y los homicidios, al punto de que el país ha entrado en un ambiente de cierta calma, pero ese método de combatir la violencia con más violencia también se está llevando por delante a algunos inocentes. Acá es donde surge la duda: ¿el fin justifica los medios?

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