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¿Puede Colombia ser la “próxima Venezuela”?

LatinAmerican Post hace un análisis de la forma en que un mismo fenómeno político puede presentar rasgos únicos en cada país. y de esta forma reconocer si Colombia puede o no ser una "próxima Venezuela".

Bandera de Colombia detrás de una estatua de Simón Bolívar

Foto: Pixabay

LatinAmerican Post | Christopher Ramírez Hernández

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Álvaro Uribe es uno de los políticos que ve con temor la posibilidad de que “Colombia pueda ser una nueva Venezuela”, ante la posible llegada del líder de la izquierda, Gustavo Petro, a la Presidencia de su país, en las elecciones del próximo 29 de mayo.

Desde finales de los 90, por medio de la llamada ‘Revolución Bolivariana’, la izquierda radical ha gobernado a los venezolanos bajo lo que algunos consideran es un régimen socialista liderado por el chavismo.

Sin embargo, tal como lo planteó el columnista Pablo Stefanoni en uno de sus artículos de opinión, “Venezuela acabó por ser un peso político para las izquierdas, cada vez más y mejor aprovechado por las derechas para construir fantasmas de ‘venezuelización’”.

Actualmente, Venezuela es víctima de una hiperinflación en la que el salario mínimo de los ciudadanos (que es de solo 28,9 dólares) no alcanza a cubrir ni un 8 % del costo de la canasta familiar, según especificó el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF). Esto ha hecho que la crisis migratoria venezolana se agudice, según cifras de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), con más de 6 millones de refugiados y migrantes.

Ahora bien, ¿qué tan cierta es la tesis de los críticos de la izquierda colombiana de que esta podría hacer de este país el próximo Venezuela?

Para empezar es importante decir que, tanto en Venezuela como en Colombia, los grupos con esta ideología tienen pensamientos similares en la mayoría de los temas, aunque en medio de estos también existe una dualidad de cosmovisiones que ofrecen diferencias claras entre una u otra izquierda.

Descentralización en cada país

Así, aunque ambas manejan lo que se conoce como una “descentralización” del país, lo que para Venezuela es una “nueva geopolítica nacional (…) que implica un cambio total en las ciudades”, con base en la infraestructura de la nación, para los izquierdistas en Colombia este fenómeno debe ser de un carácter mucho más administrativo, para que sean las regiones las que puedan tener el dominio sobre las decisiones que afectan su propio territorio, y no Bogotá (capital del país).

“Vamos a proponer un gobierno descentralizado, así que vamos a tener muchas sedes en las regiones del país, en donde el gobierno se construya desde los territorios más olvidados”, dijo Francia Márquez, fórmula vicepresidencial de Petro, durante una de sus visitas a Medellín.

Antiimperialismo: ¿sí o no?

Por otra parte, hay un punto crucial en las izquierdas latinoamericanas y que Hugo Chávez supo reproducir al máximo en Venezuela: el antiimperialismo y la lucha contra las oligarquías.

Desde el Gobierno nacional venezolano tienen claro este concepto: “En el ámbito internacional, nuestra nación, libra una lucha antiimperialista y contribuye a la conformación del mundo multicéntrico y pluripolar”, en el que, principalmente, es Estados Unidos, y sus aliados internacionales, los principales enemigos; por supuesto, cualquier clase de apoyo mostrado por los grupos nacionales “más favorecidos” a este ‘imperio’, también será visto como una amenaza a la soberanía de la nación y a la revolución como tal.

En el caso de Colombia, específicamente, en la actuación de Gustavo Petro, los izquierdistas más radicales aseguran que, aunque la lucha antioligarquía ha sido clara, lo cierto es que la antiimperialista ha sido una tarea que debe este político.

Así lo plantea, por medio de una columna de opinión, el antropólogo y ensayista colombiano, Alberto Pinzón Sánchez, quien a principios de los años 2000 participó en las negociaciones de paz del gobierno de Andrés Pastrana y las Farc: “el aspecto Anti Imperialista (…)ha sido velado ideológica y políticamente no solo en sus innovadoras y alternativas propuestas programáticas (las de Petro), sino en sus planteamientos generales”.

Aunque Petro diga estar a favor de renegociar el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, asegurando que es necesario construir una “seguridad alimentaria sobre la base de producción interna”, para los más críticos esto no refleja una postura antiimperialista radical como la de Venezuela.

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¿Seguir con el petróleo?

Otro de los temas a tener en cuenta es la relación medioambiente-energía, planteada por ambas izquierdas y que es tal vez el mayor de sus dilemas. Mientras que el Gobierno Bolivariano propone  “crear un modelo económico de desarrollo, con una industria petrolera en expansión que permita crear una base sustentable, para desarrollar otras industrias”, el plan de gobierno de Petro dicta algo totalmente contrario, manifestando que “el petróleo y el carbón son lastres contaminantes del pasado”.

“Cambiaremos progresivamente las energías que utilizamos en la industria, el comercio y en nuestras casas (…) Esta transición (…) nos llevará del petróleo, el gas y el carbón de hoy, a las energías solar, eólica, geotérmica y de las mareas, entre otras”, dicta el documento.

 

Importancia de la mujer y diversidad Lgbti

Entre otras temáticas a tener en cuenta se encuentran también el fortalecimiento de la mujer como protagonista de su propia realidad y el respeto a la diversidad Lgbti. El primero se puede visualizar, en ambos casos, desde una de las carteras en el Gobierno nacional: mientras que en Venezuela ya existe el Ministerio del Poder Popular para la Mujer y la Igualdad de Género, en Colombia, Petro desea creer uno similar denominado como  Ministerio de la Igualdad.

Sin embargo, el segundo tema también plantea sendos conflictos entre ambas izquierdas ya que, mientras que en Venezuela la diversidad de género, no es algo que sea tenido muy en cuenta (pues no solo está prohibido el matrimonio entre personas del mismo sexo, sino que también es ilegal que una persona ‘trans’ cambie su identidad), el proyecto de país de Petro y de la izquierda que lidera tiene como objetivo reconocer que “la diversidad sexual de una sociedad es posible sólo a partir de la libertad y la democracia (…) O la democracia es multicolor o no es democracia, es tiranía”.

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