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Estratos sociales en Colombia ¿fomentan la igualdad o profundizan la desigualdad?

El actual senador y candidato a la presidencia Gustavo Petro busca acabar con los estratos sociales en Colombia, medida que ha estado vigente desde 1985.

Vista de una calle de un barrio en Bogotá

Foto: Wikimedia – Felipe Restrepo

LatinAmerican Post | Nicolás Donoso

En medio de la cuenta regresiva para las elecciones presidenciales en Colombia que se llevarán a cabo el próximo domingo 29 de mayo, los candidatos y candidatas a la presidencia están con el objetivo en mente claro de irrumpir con fuerza en este momento decisivo de la campaña.

 Es el caso del actual senador y precandidato a la presidencia por el partido Colombia Humana Gustavo Petro, quien lidera en la intención de voto según diversos sondeos, y que recientemente señaló que busca poner fin a los estratos sociales, un sistema que impera desde hacía 27 años en el país cafetalero y que genera opiniones y posturas diametralmente opuestos entre un sector y otro.

Pero ¿qué son los estratos? y ¿por qué han generado tanta polémica las declaraciones de Petro?. En palabras simples, los estratos son un mecanismo para redistribuir la riqueza y en donde se busca garantizar el acceso de la población a los servicios más esenciales como el agua, la electricidad, el gas y la vivienda; y luego se realiza una división que va a depender principalmente de la zona geográfica en donde viven las personas. 

Según el Departamento Nacional de Planeación (DNP), es por medio de los estratos sociales en donde se establece el precio del pago de las cuentas básicas, los impuestos y a la vez la entrega de subsidios económicos que suelen ir en ayuda de los sectores más desfavorecidos. Además, según la misma institución, son seis los estratos económicos con los que se hace la jerarquización.

En los primeros tres estratos se encuentran las personas con menores recursos y que, por tanto, reciben un mayor apoyo por parte del Estado, porque tienen menor poder adquisitivo. En el estrato 4 se encuentra en una situación económica que se considera estable, por lo que no recibe subsidios pero tampoco paga una mayor cantidad de impuestos, y los estratos 5 y 6 son aquellos poseedores de mayores ingresos económicos, y que pueden y deben pagar extra por los servicios de las personas que viven en peor situación.

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Los pros y los contra

Uno de los aspectos positivos de poseer estratos es que la ciudadanía puede contar con los mismos servicios básicos para poder subsistir, además de tener la posibilidad de recibir la atención en la salud pública, el poder ingresar a las universidades estatales; todo esto sin importar el estrato al que pertenezcas. 

Es decir, las personas que se encuentran en los estratos más bajos pueden pagar menos para poder matricular a sus hijos en un colegio y Universidad, para recibir atención médica e  inclusive para pagar las cuentas básicas mensuales, porque reciben un mayor apoyo por parte del Estado y por los grupos económicos con mayor poder. Mientras que los ciudadanos con mayores ingresos o que viven en barrios residenciales pueden optar a los mismos servicios o a mejores, porque poseen más dinero y pasan por una mejor situación económica.

Sin embargo, esta medida subsidiaria también tiene aspectos negativos, ya que fomenta la separación y la desigualdad aunque en un principio se haya pensado para lograr un efecto totalmente contrario. Y es que para definir a qué estrato pertenecen los ciudadanos, el Estado se encarga de revisar cómo se encuentra la vivienda, los materiales con los que se construyó dicha casa y la calle en la que viven las personas, y se ignoran otras cuestiones de suma importancia como los ingresos que reciben al mes, la cantidad de habitantes que viven en esa residencia y la situación laboral por la que atraviesa cada uno. 

Asimismo, los estratos terminan por promover la discriminación, los prejuicios y la exclusión, ya que a la ciudadanía se le encasilla en un estrato y se le identifica en relación al lugar en donde reside, etiquetándolo y condenándolo. Se categoriza a los colombianos y a las colombianas, y se repiten estigmatizaciones. Según el Banco Mundial, Colombia es la segunda economía más desigual de Latinoamérica, superada únicamente por la de Brasil, y los estratos no ayudan a disminuir esa brecha.

Incluso, actualmente, los estratos sociales en Colombia no concuerdan fehacientemente con la realidad económica de las familias. Hay personas con ingresos altos que prefieren vivir en una casa ubicada en estrato 2 o 3, y así pagar menos impuestos. 

La desigualdad persiste y se hace más grande. Y esto llega a plasmarse en un país que tiene o no estratos. Claro está que la sectorización no es el camino porque divide en lugar de unir, fomenta la segregación en lugar de la integración y produce desigualdad en vez de mayor igualdad. En plena campaña presidencial, los políticos deben de entender esto y no lanzar frases a la galería, hacerse cargo de la situación por el bien de la población y no darse únicamente gustos políticos para ganar más votos. Porque aquello no es el camino

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