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¿Cómo responderá la comunidad internacional a Putin?

Occidente teme de las intenciones expansionistas de Vladimir Putin. Así responderá la comunidad internacional ante la amenaza que representa Rusia.

Presidente

ARCHIVADO – El presidente ruso Vladimir Putin participa por videoconferencia en la cumbre Rusia-Asociación de Naciones del Sudeste Asiático. Foto: -/Kremlin/dpa

LatinAmerican Post | Santiago Gómez Hernández

El mundo está en vilo por la tensión que existe hoy en día entre Rusia y la OTAN. El foco de esta problemática está Ucrania, la nación ligada fuertemente a la historia rusa y que ahora se acerca a Europa.

Pero, ¿Cuál es la meta o fin de Vladimir Putin?

El presidente ruso, igual que varios nacionalistas, ven el pasado hegemónico de la Unión Soviética o el mismo Imperio Ruso como un anhelo. Su expansión geográfica y su influencia han sido siempre un sueño que ven en un pasado dorado y que quisieran volver a repetir.

En primera medida, la intención expansionista Rusa abarca todo el mundo rusofónico. Todos aquellos pueblos que no solo hablan ruso, sino que también tienen relación étnica y cultural con el país. Estas comunidades están ubicadas en toda la frontera.

Este sueño no ha sido único y propio con Putin, la nostalgia imperialista y paneslavista ha atravesado la historia rusa desde las épocas imperiales. Posteriormente, durante la Unión Soviética y su posicionamiento global y su eventual caída. Ahora es Putin quién quiere volver a traer la gloria a Siberia y sabe que su poder está en la paciencia y la constancia. A la nostalgia y el resentimiento por la caída de la Unión Soviética (no como economía, pero sí como superpotencia), se le suma la inseguridad interna por el retroceso económico y el avance industrial y tecnológico de sus vecinos en occidente y ahora en China e India.

Esta intención probó su primer trago de grandeza no hace muchos años con la anexión de Crimea, una pequeña península de mayoría étnica rusa, pero que pertenecía a Ucrania desde la época de la URRSS. Sin embargo, y mediante una guerra civil en la que la comunidad internacional acusó a Rusia de apoyar militarmente a los rebeldes separatistas, lograron anexar este importante pedazo de tierra. En su momento vieron saciada su sed expansionista, pero el mundo teme que nuevamente vean en Ucrania o en otro lugar del mundo, vía libre para repetir lo que en su momento les funcionó.

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Muchos temen que, a pesar de que Rusia tenga solo intenciones de recuperar territorios habitados por comunidades rusófonas (donde se habla ruso y están ligados cultural e históricamente con el país), esto sumaría más de 20 países, casi todos a lo largo y ancho de la frontera. Países como Ucrania, Finlandia, Georgia, Letonia, Estonia o Lituania son los que más recelo guardan con su vecino.

¿Qué puede hacer occidente?

Las opciones son pocas, ya que se trata de la primera potencia nuclear del mundo, la segunda militar y el país más grande del planeta. Adicionalmente, es el país con las reservas de gas natural que abastecen a Europa en medio de los inviernos, lo que es una carta de presión que sabe utilizar Putin en los momentos adecuados.

Ahora el inusual despliegue de tropas que ha ordenado Putin a la frontera con Ucrania, pone en alerta a todo el mundo que se cuestiona cómo deberá ser la respuesta de los demás países.

¿Qué exige Putin?

Evidentemente, el Kremlin se ve cada vez más acorralado cuando en sus fronteras hay varios países miembros de la OTAN y que le generan desconfianza. Es por esto que Rusia puso sus cartas sobre la mesa y reveló sus exigencias.

El Gobierno ruso pide que haya límites estrictos de las actividades que realiza la OTAN en los países limítrofes como lo son los países del báltico (Estonia, Letonia y Lituania) y Polonia. Adicionalmente, espera tener poder para vetar las decisiones que el organismo militar tome en ciertos momentos y que desde ya se prohíba el ingreso de Georgia y Ucrania al grupo.

¿Entonces qué le queda por hacer a la occidente y la OTAN?

Las opciones van, dentro de abanico de alternativas. Desde las más laxas a las más radicales.

La opción más sumisa es la de aceptar por completo todas las peticiones del Kremlin y así esperar a que Putin cumpla su parte. Sin embargo, ya se ha visto que cuando el gigante ruso huele miedo o sangre, avanza sin temor. Este acto lo podría ver Putin como de debilidad de su enemigo y lo envalentonaría para actuar.

La opción defensiva pero que más preocuparía y tensionaría a Rusia sería una masiva inclusión de países dentro de la OTAN. En el momento en que Ucrania, Finlandia, Georgia anuncien su entrada a esta organización militar. Sin embargo, acá Putin vería la amenaza más latente y esto también podría llevar a actuar para no demostrar debilidad.

Sin embargo, una opción más coherente y que puede desescalar el conflicto es encontrar una zona común, un área en donde Rusia y la OTAN encuentren logros y concesiones. Por ejemplo, una opción sería, descartar la intromisión de Rusia y su poder de veto en la OTAN, no restringir las acciones en conjunto en los países ya miembros, pero sí, comprometerse en que ni Ucrania, ni Polonia ingresarán a la organización militar. Por su parte Putin deberá garantizar la no intromisión en estos dos países limítrofes y bloquear cualquier tipo de apoyo o financiación de su parte a grupos separatistas dentro de ambas naciones. Igualmente, puede haber compromisos para levantar o imponer sanciones cuando alguno incumpla los acuerdos.

Ya será decisión de Putin y su Gobierno si aceptan este tipo de acuerdos. Igualmente, deberán encontrar los métodos necesarios para que ambos lados puedan tener un mínimo de confianza en que ambas partes están cumpliendo. Al final de cuentas, Rusia, Europa y Estados Unidos deberán seguir trabajando por un largo periodo y la confianza mutua será necesaria. Igualmente, entender que si Europa y Estados Unidos quieren mantener una esfera de influencia en varios países, Rusia también lo hará, no solo en Europa Oriental o el Cáucaso, sino que también en Asia central.

Bien dijo en su momento John McLaughlin en una columna para el New York Times en 2017, el objetivo no debe ser ver a una Rusia débil y acabada como al final de la Unión Soviética. Cuando la fiera se siente acorralada y débil es cuando más agresiva se pone.

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