Bienestar

¿Hay un punto débil de la COVID-19?

La reproducción de la COVID-19 puede ser inhibida por compuestos químicos, reduciendo la multiplicación del virus en las células infectadas.

Personas haciendo una fila para vacunación

Aunque las vacunas ya se encuentran en el esquema de inmunización en la mayoría de países, hemos visto la enorme desigualdad en su distribución y aplicación en las naciones menos desarrolladas. Foto: Freepik

LatinAmerican Post | Brandon Martínez Salazar

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Read in english: Is there a COVID-19 weak point?

Desde que comenzó la pandemia y ante el gran impacto social y económico producto de ella, salir de la crisis por la COVID-19 ha sido un doloroso calvario para la humanidad. Por esa misma razón, se aceleraron los ensayos clínicos en humanos para conseguir en la mayor brevedad posible el antídoto que nos permitirá volver a la normalidad.

Hoy el planeta ya tiene la solución en sus manos. Diversas vacunas fueron aprobadas por la Organización Mundial de Salud y, aunque ya se encuentran en el esquema de inmunización en la mayoría de países, hemos visto la enorme desigualdad en su distribución y aplicación en las naciones menos desarrolladas.

No obstante, tener la vacuna no evitará que la gente se contagie o que el virus desaparezca del todo. Lo que hará es permitir que la vida cotidiana se vuelva más flexible en el proceso de inmunización y disminuirá en gran medida los riesgos que conocemos del nuevo coronavirus. Así mismo el SARS-CoV-2 pasará a ser una simple gripa, ya que no tendrá los poderosos efectos letales en algunas poblaciones de riesgo.

Lea también: ¿Qué tan cierto es que hay vacunas más efectivas que otras?

Sin embargo, tener las vacunas a nuestra disposición no significa que allí termine todo. La comunidad científica sigue avanzando en sus mejoras y múltiples universidades han aprovechado esta oportunidad coyuntural para diseñar nuevos estudios sobre cómo impacta la COVID-19 en casi todas las funciones del organismo. Esto es muy importante porque ayudará a la ciencia a conocer más su comportamiento y cómo podemos combatirlo de manera precisa y contundente.

Esta vez, un equipo de investigadores suizos de la Universidad Politécnica Federal de Zúrich (ETH Zürich), en conjunto con colaboradores de Irlanda, se ha dado a la tarea de estudiar a profundidad la forma en que el virus se expande por el cuerpo para diseñar nuevos fármacos que eviten su propagación.

En la investigación que fue publicada en la revista Science, los científicos explicaron que “el coronavirus depende críticamente de un mecanismo especial para la producción de sus proteínas” y luego de haber extraído toda su información molecular descubrieron los compuestos químicos que pueden inhibirlo para reducir su multiplicación en las células.

Para que el virus se replique, necesita recursos de una célula infectada. Lo que hace que se produzcan nuevas proteínas virales siguiendo los procesos del genoma del ARN viral y, por ende, el ribosoma (cuya función es fabricar las proteínas de las células) produce lo que el virus necesita. Para entenderlo más simple, el virus, cuando infecta a una persona, infecta las células y necesita que estas células empiecen a producir el alimento para crear más coronavirus y así infectar más células. El ARN es esa lista de ingredientes que el virus le manda a la célula infectada a que produzca.

“En ausencia de infección viral, el ribosoma se mueve a lo largo del ARN en pasos estrictamente definidos, leyendo tres letras del ARN a la vez. Este código de tres letras define el aminoácido correspondiente que se une a la proteína en crecimiento”, aseguran los investigadores.

Más adelante, explican en el artículo: “Casi nunca sucede que el ribosoma se deslice una o dos letras de ARN hacia adelante o hacia atrás en lugar de seguir los pasos regulares de tres letras. Cuando ocurre un deslizamiento del ribosoma, se denomina 'cambio de marco' y conduce a una lectura incorrecta del código genético”.

Esta anomalía que descubrieron en el ribosoma durante el estudio no es común que ocurra en el organismo, pero es un paso esencial y, abre la puerta para que cualquier compuesto químico que inhiba el “cambio de marco” pueda ser muy útil como medicamente para combatir el virus.

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