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¿Por qué ‘Star Wars Episodio III’ es la mejor película de la saga?

El décimo sexto aniversario de esta entrega y el Día Mundial de Star Wars nos hacen repensar todas las virtudes de esta cinta, que en su momento no fueron valoradas.

Fotograma de la película 'Star Wars Episode III: Revenge of the Sith'

Foto: YT-Star Wars

LatinAmerican Post | Ariel Cipolla

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Después del estreno de Star Wars: Episodio IX – El Ascenso de Skywalker, el mundo galáctico creado por George Lucas llegó a su fin… al menos en la historia original. La celebración anual del Día Mundial de Star Wars el 4 de mayo (May the 4th be with you) nos demuestra que la franquicia sigue más viva que nunca. 

Este año también se cumplen 16 años del lanzamiento de Star Wars: Episodio III – La Venganza de los Sith, estrenada el 19 de mayo de 2005. Este filme nos mostró una historia completamente trágica, con un tono oscuro que no habíamos visto hasta ese momento dentro de las anteriores entrega, aunque quedó condicionada al formar parte de las precuelas, muy criticadas en su momento.  

Aunque muchas personas tienen la idea de que todas las precuelas son “lo peor de la saga”, la realidad es que aportan un contexto muy importante a la historia original. Es más: podríamos decir que, si lo analizamos al detalle, la tercera parte de esta historia de nueve partes es la mejor de todas, ya que ocurren muchos sucesos épicos que luego serán fundamentales para el devenir de la trama.  

¿Por qué el tercer episodio de Star Wars es el mejor de la saga?

En una primera lectura, muchas personas podrían no coincidir con esta visión. Sin embargo, debemos contextualizarla. Lo primero que podemos decir es que, según la página web ComputerHoy, George Lucas no tenía en claro quién dirigiría las precuelas de la saga original, aunque finalmente acabó siendo él, ya que fue el creador del universo de las películas y él tenía que explicar los orígenes de esta historia.

Entonces, lo primero que debemos evaluar es que los episodios originales son espectaculares y revolucionarios en términos cinematográficos, pero dejaban muchos baches que no podían comprender la historia. Preguntas como la verdadera identidad de Darth Vader, su conversión al lado oscuro, la aparición de un Emperador y un Imperio e incluso el propio concepto de la Fuerza no habían sido explorados.

Sabiendo todo esto, la idea de las precuelas permitió que todas estas cosas se profundizaran. Por supuesto, no todo fue perfecto: el Episodio I y el II, pese a sus licencias, intentaron explicar todos estos cabos, de manera más o menos satisfactoria (aunque, en comparación con las secuelas, hay muchos menos agujeros en la trama).

Sin embargo, es en la tercera entrega donde todo explota, donde todo se comprende… y de una manera increíble. Lo primero que observamos es que, según lo que menciona la web de Espinof, el Episodio III tiene un “cierre espléndido”. O sea, se genera un nexo muy profundo con la historia original (la primera película de la saga, el Episodio IV, que salió en el año 1977).

Por ejemplo, la escena final de Obi-Wan Kenobi dejando a Luke en Tatooine, con la puesta de los soles binarios de fondo, nos retrotrae inmediatamente a los comienzos de la saga y es un cierre muy nostálgico para la franquicia. Sin embargo, eso no es todo. La transformación de Anakin Skywalker al lado oscuro es muy dolorosa. Cada vez que volvemos a ver esa entrega soñamos con que el joven padawan no traicione a la Orden Jedi.

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En su momento, se acusó a la cinta de hacer una transformación muy abrupta y sin demasiados argumentos. En realidad, el pasaje hacia el lado oscuro tiene una explicación: el personaje es impulsivo, ya que cedió a la oscuridad ante caprichos incomprendidos por sus pares. La seducción propuesta por Palpatine es fantástica, ya que toca un tema que luego será abordado en las secuelas recientes: cómo salvar vidas.

Aunque el concepto, que se explica en la espectacular escena del teatro, no había sido tan abordado, todo comienza a cobrar sentido cuando vemos que el plan de atraer a Anakin al lado de los sith siempre estuvo frente a las narices de todos. La idea de vencer a la muerte para salvar a sus seres queridos, que es la principal motivación del protagonista después de ver morir a su madre y soñar que Padmé moriría, se entiende en su contexto.

Todo eso, por supuesto, sin hablar de algunas escenas épicas de la saga. La batalla de los seres más poderosos de la galaxia, es decir, Yoda y Palpatine, no nos deja frenar un segundo. Al mismo tiempo, el combate final entre Obi-Wan y Anakin, además de tener una coreografía nunca vista y jamás igualada, tiene momentos completamente emotivos, que hicieron llorar a más de uno y rápidamente se transformaron en escenas icónicas.

Por último, algo muy importante: todo el conflicto político que parecía saturar en las anteriores entregas aquí adquiere un significado total. Se entiende perfectamente por qué se activó la destructora Orden 66, lo cual explica que los soldados clones hayan “cambiado de bando”: estaban programados para defender a la República. Si los jedis eran visto como los “enemigos” de esta, era lógico que los enfrenten.  

En definitiva, esta fecha puede ser la oportunidad perfecta para darle una nueva chance al Episodio III. Si la abstraemos de las precuelas y la pensamos como una obra individual, nos daremos cuenta de que tiene absolutamente todo lo que los fanáticos esperamos de una entrega de Star Wars. ¡Que la Fuerza los acompañe!

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