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Opinión: ¿Las bebidas azucaradas son dañinas para la salud?

La salud de los colombianos debe ser prioridad a la hora de pensar en la reforma tributaria.

Variedad de bebidas en una nevera

Las bebidas azucaradas están bajo el ojo del huracán tras la polémica reforma tributaria propuesta por el gobierno colombiano. Foto: Pexels

LatinAmerican Post | Vanesa López Romero

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Sigue la misma discusión de hace años.  Seguimos escuchando en las noticias esas dos palabras que no pasan de moda "bebidas azucaradas" y que al parecer deberían generarnos temor. Aún así, para el almuerzo, cuando da pereza hacer un jugo, cuando se acabó la fruta para licuarla y cuando el agua no es suficiente, una gaseosa no está mal. Una al año no hace daño, dirán algunos por ahí. 

Con la Reforma Tributaria del actual gobierno en Colombia, el tema ha vuelto a estallar, sobre todo porque para Alberto Carrasquilla, actual ministro de Hacienda de Colombia, y para el gobierno vigente, tiene sentido que el IVA del 19% se aplique a los servicios públicos y los servicios funerarios pero no en las bebidas azucaradas ni a los centros religiosos en su renta. Cabe resaltar dos cosas: primera, las bebidas azucaradas ya tienen IVA desde 2018, pero se trata de un IVA plurifásico, lo que significa que proveedores, mayoristas, distribuidores y aquellos comerciantes que vendan más de $2.400 millones al año, deben declarar y pagar IVA. Segundo, a raíz del paro nacional que se lleva desde el 28 de abril en el país, Iván Duque, presidente de Colombia, afirmó que espera un consenso alrededor de la Ley de Solidaridad para que el IVA no se aplique a los alimentos y a los servicios públicos. Sin embargo esto no se ha confirmado.

Lo anterior es importante porque el debate que se ha generado es que con la reforma tributaria no se le aplicaría una sobretasa a las bebidas azucaradas, pero sí se le aplicaría el 19% de IVA al agua de la llave, como bien lo declaró el periodista Felix de Bedout.

Según Juan Carlos Echeverry, ex-ministro de hacienda, hay "evidencia extranjera demuestra que impuesto a las bebidas azucaradas es fallido", pues en Dinamarca, cuando se implementaron los impuestos a las bebidas azucaradas para evitar problemas de salud y obesidad en sus ciudadanos "un año después, el gobierno de centro izquierda lo abolió por las inmensas dificultades administrativas; aumento de precio, demanda de importaciones, salida de empresas y la pérdida de empleos”. 

Sin embargo, las excusas con las que ha salido el gobierno son poco argumentadas  la verdad mandadas a recoger. Dice Carrasquilla que "Nosotros no lo incluimos pero somos conscientes de que eso entrará a la discusión en el Congreso. El presidente tiene un escepticismo sobre la bondad de este impuesto, yo no estoy seguro de que ese impuesto tenga los efectos sobre las externalidades sobre la salud de la ciudadanía, pero estamos dispuestos a ese debate".

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Pero la evidencia científica muestra todo lo contrario. 

¿Por qué las bebidas azucaradas son malas para la salud?

Según la Boston Public Healt Comission dentro de las consecuencias de beber con regularidad debidas azucaradas se encuentra el aumento de peso y el riesgo de padecer diabetes tipo 2, enfermedades cardiacas, obesidad y gota. Asimismo, "las mujeres que beben una o más bebidas azucaradas todos los días casi duplican el riesgo de desarrollar diabetes como aquellas que beben menos de una bebida azucarada al día", mientras que el "el riesgo de que un niño sea obeso aumenta en 60% con cada bebida azucarada adicional consumida diariamente". 

Esto no solo implica entonces que quizás solo se vea afectada la salud de la ciudadanía, sino que a la larga esto tiene un impacto en un sistema de salud que, por lo que ya sabemos y vemos, no tiene la capacidad suficiente para mantener a los colombianos en un estado de salud digno.  Un sistema de salud que, por supuesto, no obtendrá sus ganancias de la sobretasa que se le podría haber aplicado a las bebidas azucaradas. 

Entonces, vale la pena preguntarnos si las excusas con las que nos salen nuestras autoridades políticas sí tienen pies y cabeza, o si solo se trata de un típico casi de lobby y que, como es costumbre, el bienestar de los y las colombianas queda en un segundo plano. 

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