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Reforma tributaria: ¿Bendición o maldición para el cine en Colombia?

El impacto que tendría la reforma tributaria en Colombia sobre el Fondo para el Desarrollo Cinematográfico de ese país ha suscitado una polémica en torno a la nueva forma en que se manejarían los dineros propios de esa industria.

Familia en una sala de cine

Uno de los puntos más criticados ha sido los cambios que sufriría la Ley 814 (Ley de Cine), específicamente el Fondo para el Desarrollo Cinematográfico (FDC). Foto: Freepik

LatinAmerinca Post | Christopher Ramírez Hernández

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Read in english: Tax Reform: Blessing or Curse for Cinema Industry in Colombia?

Desde comienzos del mes de abril, en Colombia solo hay un tema que ha robado tanto o más cámaras que el tercer pico de la COVID-19: La reforma tributaria. La denominada por el Gobierno nacional como ‘Ley de Solidaridad Sostenible’ tiene como fin recaudar más de 26 billones de pesos (7 mil millones de dólares) con los cuales ayudar a la economía en el país.

Ahora bien, para lo que el gobierno del presidente Iván Duque es un “mal necesario” para la reactivación económica de Colombia, para varios sectores, tanto políticos como sociales, la reforma terminará de quebrar lo que la COVID-19 no ha logrado.

Uno de los puntos más criticados ha sido los cambios que sufriría la Ley 814 (Ley de Cine), específicamente el Fondo para el Desarrollo Cinematográfico (FDC). Al cambiar este mecanismo, que vive bajo el marco de la mencionada ley, se vería afectada la forma de recaudación con la que se sustenta actualmente la creación, ejecución y venta de los proyectos cinematográficos en Colombia.

¿Qué es la Ley del Cine y el FDC?

En 2003 se firmó la Ley 814, que por su papel en el fortalecimiento de la industria cinematográfica en Colombia se le conoce como Ley de Cine; una estrategia que nació como forma de, según el Ministerio de Cultura, “facilitar la producción de películas en Colombia y contribuir a convertirla gradualmente en una industria sostenible”.

De esta forma, se pudo establecer una cadena industrial autosostenible con la cual apoyar la línea de “ensamblaje” del cine colombiano, formada por quienes producen las cintas, pasando por los distribuidores y finalizando en los exhibidores.

Por otra parte, el Ministerio indica que dentro de esta ley se encuentra el FDC, que, en síntesis, es una estrategia que se alimenta de los parafiscales generados por todos los componentes de la industria. Es decir, de cada una de las boletas que se compran al ingreso a los cines del país se saca un pequeño porcentaje que “vuelve a ese mismo sector”, y así se crea un círculo de autosostenimiento del séptimo arte en Colombia.

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¿Cómo se vería afectado el FDC por la reforma tributaria?

El proyecto indica que, para garantizar el óptimo desarrollo de la industria del cine en Colombia, se hace necesario eliminar la independencia que tiene el FDC de recolectar sus propios fondos, y que sea el Gobierno nacional quien tome el control de los parafiscales, los añada al Presupuesto General de la Nación y, desde este, poder otorgar cierta parte al fondo.

“El propósito de esta medida es la sostenibilidad del FDC (…) Esta es una medida que no busca sostenibilidad fiscal, de hecho, hace parte el componente de solidaridad: se trata de que. entendiendo la importancia de contar con la narrativa del cine, se garantice el funcionamiento de las convocatorias en un contexto de incertidumbre”, explicó el ministro de Cultura de Colombia, Felipe Buitrago, en entrevista con El Espectador.

Sobre el papel, la estrategia impactaría de forma positiva al cine, pues la reforma asegura que el Gobierno no podría garantizar a la industria menos de los 33 mil millones de pesos del recaudo fiscal de 2019. 

Esto no sería nada despreciable, teniendo en cuenta que, según Radiónica, en 2020, esta cifra disminuyó considerablemente (82 %) haciendo que el Ministerio de Cultura tuviera, incluso, que apoyar a la cinematografía nacional con un giro de 5 mil millones de pesos que fueron directamente al FDC.

Sin embargo, más allá del beneficio económico, para los contradictores de este punto de la reforma, el problema parte de la pérdida de independencia que actualmente otorga la Ley de Cine al Fondo para el Desarrollo Cinematográfico. 

“En administración pública, no es igual tener una renta propia como es la contribución parafiscal que ingresa directamente, a tener que depender del Presupuesto General de la Nación y esperar a que sea efectivo todo el lobby para que sea posible la asignación presupuestal”, manifestó el representante a la Cámara, José Daniel López, en declaraciones recogidas por El País de Cali.

De manera que, mientras que el Gobierno defiende que la transformación de la Ley de Cine significa asegurar un presupuesto importante para la creación de producciones audiovisuales en Colombia, para los opositores, la decisión de generar los recursos del FDC desde el Presupuesto General podría ser una tentación para generar casos de corrupción y fallos burocráticos a través de este dinero.

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