AMÉRICAS

Estado de Georgia definirá el futuro político de EEUU

El estado del sur definirá el próximo 5 de enero 2 sillas claves en el senado norteamericano.

Vista del congreso de Estados Unidos

El control del senado norteamericano se definirá en el estado de Georgia. / Foto: Pixabay

LatinAmerican Post | Santiago Gómez Hernández

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Georgia es un estado incrustado en el sur estadounidense. Dentro de este, hay un microuniverso que caracteriza a todos los estados sureños: 10 millones de personas,  casi un 60% blancos y 37% entre negros y latinos.

Además, el estado del melocotón tiene un pasado esclavista (luchó del lado confederado en la Guerra Civil), con grandes plantaciones y con una ciudad que cada vez atrae más inversión y con tendencias liberales, como Atlanta. Su capital (y a la vez, la ciudad más poblada) alberga grandes multinacionales como Coca-cola o CNN.

En las pasadas elecciones federales, sorprendió a muchos al pasar de rojo-republicano a azul-demócrata por primera vez desde 1992. A pesar de que el actual presidente, Donald Trump, insiste en que Georgia fue uno de los lugares en los que el fraude electoral le impidió el triunfo, un recuento de los más de 5 millones de votos sugieren lo contrario.

En las elecciones que le dieron el triunfo al demócrata Joe Biden, la poca diferencia entre ambos partidos también se vio reflejada en las elecciones al congreso. De los 3 grandes botines, los demócratas han retenido uno (la cámara de representantes) y capturaron la presidencia. El otro gran premio es el senado y hasta ahora los republicanos están a 1 solo asiento de mantener la mayoría simple (51 senadores).

Luego del 3 de noviembre el partido republicano tiene 50 puestos de 100 posibles, mientras que los demócratas (sumando independientes) tienen 48. ¿Qué falta por definir? los 2 puestos de Georgia. En este estado, a diferencia de la mayoría, si un senador no obtiene el 50.1% de los votos, deberá competir en segunda vuelta.

Por uno de estos puestos competirán el republicano David Perdue y el demócrata Jon Ossoff. Perdue es el actual dueño del puesto, es férreo defensor del presidente Trump y pertenece a una familia de linaje político y con gran poder económico en el estado. Además, está envuelto en un escándalo de corrupción, ya que se cree que se benefició de información que adquirió como miembro del congreso para vender acciones antes del colapso bursátil por la pandemia del Covid.

Su contrincante, Jon Ossoff (un periodista de investigación) ha sabido explotar estos puntos débiles del republicano. Incluso, hace unos días, fue el único que asistió al primero de los 2 debates previos a la elección y de allí recriminó la desaparición de Perdue de la atmósfera pública como táctica para evadir los debates. Eso sí, el senador republicano sí apareció en uno de los mítines de Donald Trump en Georgia un día antes del debate.

Para el otro asiento compiten la actual senadora republicana Kelly Loeffler y el pastor demócrata "pro-choice" Raphael Warnock. En primera el demócrata terminó de primero (con 32.9% de los votos), pero lo siguieron 2 candidatos republicanos: Loeffler (25.9%) y Doug Collins (20%). 

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Loeffler, al igual que Perdue, es una gran admiradora de Donald Trump y ha asegurado que comparte 100% todo lo que ha hecho y dicho el actual mandatario norteamericano. Incluso, aún no ha admitido la derrota de su líder en las pasadas elecciones, aunque se ha visto en aprietos al también intentar defender el trabajo del gobierno estatal (también republicano).

Loeffler se ha querido imponer como la candidata en contra de las restricciones fuertes en medio de la pandemia y ha tachado a Warnock de querer desfinanciar a la policía (medida defendida por el movimiento Black Lives Matters) y de haber sido allegado al exdictador cubano Fidel Castro.

Si los demócratas logran darle la vuelta completa a Georgia y llevarse los dos puestos, tendrían pleno control del Senado (al haber empate, desempata la vicepresidenta, Kamala Harris), la Cámara y la presidencia. Esto permitiría al presidente electo Biden y al partido demócrata darle vía libre a todas sus políticas más importantes: seguro de salud universal, derechos de las mujeres, derechos LGBT+ y lucha contra el Cambio Climático.

Además de poder designar futuros magistrados para la Corte Suprema (hoy en día ocupada por mayoría conservadora) y desde ahí, diseñar el futuro político de los Estados Unidos por los próximos años.

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