Medio ambiente

Bosque valdiviano: una isla biogeográfica que quedó a salvo de las glaciaciones

Aunque en el imaginario colectivo las selvas sudamericanas son ambientes de clima tropical, una estrecha franja patagónica, localizada entre Argentina y Chile, tiene su propia selva templada: el bosque valdiviano.

Bosque valdiviano

La ecorregión se localiza entre Argentina y Chile. / Foto: Wikimedia – Albh

LatinamericanPost| Jorge Guasp

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Características y localización del bosque valdiviano

“La zona de mayor complejidad estructural, riqueza y número de especies endémicas está ubicada en la Cordillera de la Costa, entre los 36º y 41º de latitud Sur, región que ha proporcionado un importante refugio para las especies de la selva lluviosa durante los últimos períodos de glaciación” (Resumen Visión para la biodiversidad de la ecorregión de los bosques templados lluviosos de Chile y Argentina, Fondo Mundial para la Naturaleza –WWF-).

En efecto, La Cordillera de los Andes protegió a la zona valdiviana de las glaciaciones durante el Pleistoceno, y la convirtió en una isla biogeográfica. Una vez retirado el hielo, la Cordillera de la Costa sirvió de semillero, y su vegetación colonizó las zonas adyacentes. Esta situación pone de relieve la antigüedad de estos bosques, que se extienden a través de unos 250.000 km². Esa misma Cordillera de los Andes, que separa a Chile de Argentina, es la que detiene los vientos predominantes del Océano Pacífico, y origina lluvias que alcanzan los 4.000 mm anuales, o incluso más, en un clima de escasa amplitud térmica gracias a la influencia oceánica.

El ambiente valdiviano forma parte del bosque andino patagónico. Sin embargo, esta selva de clima templado se diferencia del resto de esa ecorregión, que comparten Chile y Argentina, por el elevado régimen de precipitaciones, que la convierte en un ambiente húmedo y de alta biodiversidad, con un elevado porcentaje de endemismos (organismos que solo se desarrollan en este ambiente).

El nombre del bosque valdiviano proviene de la ciudad chilena de Valdivia, una de las más importantes de la región. “Estos bosques contienen el endémico Pehuén (Araucaria araucana), un árbol existente desde la época de los dinosaurios, así como el segundo organismo vivo más antiguo en la tierra: la conífera endémica llamada Alerce (Fitzroya cupressoides), que puede vivir hasta 3.600 años y medir hasta 5m de diámetro y 60m de altura” (Protecting the Valdivian forests of Chile and Argentina, WWF).

Las especies predominantes de la selva valdiviana son perennes (no pierden sus hojas). Este ambiente alberga plantas que no se encuentran en el resto del bosque andino patagónico, ya que requieren de abundante humedad: tineo, tepa, mañiú, ciprés de las guaitecas, ulmo, avellano, canelo, laurel, lingue, nalca, palo santo, olivillo y otras, junto con numerosos musgos, helechos, líquenes, hongos y enredaderas.  

Parques Nacionales donde puede visitarse el bosque valdiviano

La selva valdiviana forma parte de algunas áreas naturales protegidas, que cuentan con infraestructura turística. En el Parque Nacional Los Alerces (Chubut, Argentina), Patrimonio de la Humanidad desde 2017, se puede visitar el Alerzal Milenario, un bosque de alerce que da nombre al área natural. La excursión consiste en la navegación del lago Menéndez, seguida de una caminata a través de un sendero de unos 2 km de longitud, que permite el acceso a ejemplares enormes y milenarios de alerce, en medio de un bosque valdiviano.

En el caso del Parque Nacional Nahuel Huapi, que rodea a la ciudad de San Carlos de Bariloche (Argentina), la selva valdiviana se encuentra en la zona de Puerto Blest. La excursión lacustre se inicia en Puerto Pañuelo, frente al famoso hotel Llao Lao, y consiste en navegar hasta la Cascada de los Cántaros y el lago homónimo, donde pueden observarse ejemplares de alerce. El viaje continúa luego hasta Puerto Blest, sobre el lago Nahuel Huapi y en plena selva valdiviana.

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En el archipiélago de Chiloé, Chile, a unos 50 km de Castro, la capital de la isla grande de Chiloé, se ubica el Parque Nacional Chiloé. El área protegida se encuentra sobre la costa del pacífico, y ofrece senderos, miradores y playas, en un entorno de selva valdiviana.

Para los más osados y renuentes a realizar excursiones tradicionales, una opción es el Parque Nacional Quehulat, ubicado en medio de la selva valdiviana, al sur de Chaitén y al norte de Coyahaique. Esta es una zona remota de Chile, poco poblada y con naturaleza exuberante. Al área natural se llega también desde la provincia argentina de Chubut, pero el acceso es difícil y se requiere un vehículo de tracción integral. El parque nacional Quehulat tiene una belleza asombrosa, y destaca por sus ventisqueros colgantes (cuyo deshielo genera cascadas en medio de la densa selva), y por las enormes hojas de las nalcas que bordean la ruta.

La selva valdiviana, un tesoro antiquísimo de valor incalculable

Este bosque de origen gondwánico (Gondwana conformó la parte sur del supercontinente Pangea), que ha perdurado hasta la actualidad gracias a las temperaturas moderadas, las elevadas precipitaciones y a su aislamiento de los hielos glaciales del Pleistoceno, es testigo de un pasado prehistórico, aún presente en una naturaleza diversa y exuberante, que merece ser conocida y preservada. 

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