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ONU: la paz en Colombia no puede ser víctima del COVID

Carlos Ruiz Massieu, jefe de la Misión de Verificación de la ONU en Colombia, presentará el 14 julio frente al Consejo de Seguridad en Nueva York el informe trimestral del Secretario General sobre la Misión en el país.

Carlos Ruíz Massieu

Informe de las Naciones Unidas señala el impacto que ha tenido la pandemia en la implementación de los acuerdos de paz en Colombia. / Foto: ONU

LatinAmerican Post | Javier Delgado Rivera

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Carlos Ruiz Massieu, jefe de la Misión de Verificación de la ONU en Colombia, presentará el 14 julio frente al Consejo de Seguridad en Nueva York el informe trimestral del Secretario General sobre la Misión en el país. En su informe António Guterres, máximo diplomático internacional, señala tanto el impacto que la pandemia está teniendo en la implementación del Acuerdo de Paz, como vías para atajar este retroceso. 

Según Guterres, “la pandemia ha demostrado la vulnerabilidad de las comunidades en las zonas donde la presencia estatal sigue siendo débil. Es esencial proveer a estas comunidades afectadas por el conflicto de oportunidades, infraestructura, servicios e inversión para llevarles seguridad y desarrollo por medio de un despliegue integral de instituciones estatales.”

"La pandemia dificulta aún más el ya por sí difícil proceso de construcción de paz en Colombia con respecto a diferentes temas como seguridad, proceso de reincorporación económica de excombatientes, pero también se está tomado como pretexto para modificar el acuerdo o desfinanciarlo por algunos actores políticas“ – Prof. Dr. Stefan Peters, Director del Instituto Colombo-Alemán para la Paz – CAPAZ

Algo en lo que coincide Megan Janetsky, periodista del New York Times y la BBC afincada en Colombia. “La cuarentena y esta nueva crisis médica han agravado los disturbios políticos y la implementación del proceso de paz, empeorando problemas existentes,” nos indica por email Janetsky.

Desde Nueva York, Guterres llama a las autoridades colombianas a redoblar sus esfuerzos para trabajar con las FARC en la asignación de tierras a excombatientes, tanto para viviendas como para proyectos productivos, lo “que continúa siendo un requisito fundamental para la sostenibilidad de su reincorporación.”  

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El informe, emitido cada tres meses para actualizar al Consejo de Seguridad de la ONU, destaca que la mesa técnica del COVID-19 creada por el Gobierno y las FARC ya ha iniciado un total de 57 proyectos colectivos y más de 1300 individuales. Programas de los que, hasta el momento, se han beneficiado alrededor del 30% de los excombatientes acreditados. Aun así, el máximo mandatario de la ONU anima a las autoridades colombianas a prestar más atención a dos grupos en particular: los niños y los excombatientes de comunidades étnicas.

COVID-19 como coartada para la violencia

En un mensaje grabado, Carlos Ruiz Massieu, que también es Representante Especial del Secretario General en Colombia, admite que  la situación de cuarentena ha sido aprovechada por grupos armados y organizaciones criminales para extender el control en los territorios donde se encuentran, tal y como son los casos de los departamentos de Cauca, el Meta, Putumayo, Nariño, Antioquia y el Chocó. 

En su informe, el Secretario General de la ONU destaca los continuos asesinatos de líderes sociales, defensores de los derechos humanos y excombatientes, “muchos mientras esperaban respuesta a sus solicitudes de protección.”   

"Aliento a todos los actores relevantes a que redoblen sus esfuerzos en la lucha contra la impunidad, entre otras cosas mediante la captura de las personas” en búsqueda y captura — António Guterres.

La periodista Janetsky ha podido observar este fenómeno de primera mano. “Los líderes sociales, que en algunos casos están siendo atacados y asesinados por grupos armados, me han dicho que las zonas descuidadas por el estado están siendo ignoradas. Los más afectados por estas décadas de conflicto dicen que temen por el futuro de la paz en Colombia," señala.

Nueva crisis, mismas – y agudizadas- desigualdades  

“Los niveles actuales de desigualdad en Colombia (en el trabajo, los ingresos, la vivienda, la educación, la alimentación, la seguridad, el cuidado, la salud…)  son insostenibles para construir una paz estable y duradera que cuente con una economía prospera, cohesión social y una mejor democracia,” nos cuenta el  Prof. Dr. Peters en una conversación por email con LatinAmerican Post.

Un aspecto de suma importancia a la hora de analizar el proceso de paz en el país. “El acuerdo de paz de Colombia se basa en la idea de cambio estructural; la eliminación de muchos de los factores que generan violencia y criminalidad. La pandemia, y la crisis económica que conlleva, son más propensas a afianzar tales desigualdades estructurales,” nos comenta por email Elizabeth Dickinson, analista de Crisis Group para Colombia.

Estas disparidades se acentuarán con más fuerza en las zonas rurales. ”Las comunidades remotas tendrán más dificultades para acceder a los servicios y a la atención médica. La pandemia podría retrasar una transformación que lleva años en marcha," sostiene Dickinson.  

"Colombia no es un país pobre; es un país desigual"- Peters. 

La ONU reconoce la resiliencia, creatividad y tenacidad de las y los colombianos. Las “mismas cualidades que sirvieron para terminar con más de 50 años de conflicto y lograr la firma del Acuerdo de Paz,” anima Ruiz Massieu.

Sin duda COVID-19, y las medidas adoptadas para atajarlo, han hecho dar un pequeño paso atrás, no solo en la reconstrucción de la paz en Colombia, sino también en la situación de precariedad de los más vulnerables.

Como todo lo que rodea a esta pandemia, la incertidumbre acecha también sobre los pilares de esta paz en construcción.

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