Medio ambiente

La importancia del reciclaje en América Latina durante la pandemia

Aunque cada vez pasamos más tiempo en nuestras casas, el medio ambiente también puede cuidarse durante el confinamiento.

Residuos de productos separados

Es importante comenzar a generar hábitos de reciclaje en las regiones de Latinoamérica. / Foto: Unsplash

LatinAmerican Post | Ariel Cipolla

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El aislamiento que se generó a raíz del coronavirus provocó cambios en los hábitos de consumo, aunque muchos de ellos también se relacionan con el medio ambiente. Recientemente, vimos que el medio Infobae comentó que en Chile se lanzó un programa para facilitar el reciclaje desde casa, de forma tal que aumente la tasa de recolección.

También, en cuanto a actividad, observamos que la tasa de recolección en América Latina es realmente clave. El medio especializado Ambientum destaca que dos millones de personas se dedican a estas tareas de forma informal, siendo un continente donde la reutilización es clave, ya que solo un 10% de basura que se genera pasa por este proceso.

Sabiendo que estamos atravesando una situación atípica, decidimos averiguar cuál es el papel del reciclado en esta época, especialmente en América Latina, ya que el confinamiento obligó a que distintos países suspendan los programas para mejorar las condiciones medioambientales.

El rol del reciclaje en tiempos de pandemia

Cuando hablamos de pandemia, lo primero que se nos viene a la mente es la salud. Lógicamente, el COVID-19 implica un peligro para la vida de las personas, especialmente aquellas que forman parte del grupo de riesgo. Por ejemplo, el medio Telediario destaca que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos agregaron a las embarazadas como personas “más propensas a enfermar gravemente”.

Sin embargo, la salud también puede verse afectada desde otras áreas, como la economía. En todo el mundo, la actividad económica se vio paralizada debido a la imposibilidad de trabajo de muchos sectores, especialmente de aquellos que deban realizarse al aire libre y con una gran cantidad de personas alrededor, ya que esto aumentaría la posibilidad del contagio.

Entonces, si bien muchas organizaciones no pueden operar por el riesgo de contagio, eso no significa que las personas no puedan hacerlo de forma “casera”. Incluso, el medio El País destaca que el período de reclusión “le sienta bien al reciclaje”, ya que unos 2,5 millones de ciudadanos adquirieron buenos hábitos durante este tiempo.

El problema es que no todos los gobiernos reconocen el papel trascendental que tiene el reciclaje en medio de la pandemia. Según menciona el medio La Nación, las actividades humanas están “modificando catastróficamente el planeta” y generando consecuencias graves para el bienestar de la humanidad, por lo que es vital que los servicios de reciclaje sean considerados “esenciales”, incluso en este momento tan atípico.

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Por ejemplo, en Argentina hoy hay más de 2000 basurales a cielo abierto que están conformados por un 50% de material reciclable, como el plástico o el papel. La posibilidad de usar la tecnología para convertir ese material orgánico en una utilidad es una realidad, ya que se lo puede convertir en biofertilizantes e incluso producir alimentos, intentando conseguir soberanía alimentaria.

Además, vemos que todas las sociedades que reciclan tienen una serie de beneficios. En este sentido, vemos que el medio Huffington Post destaca que existe un menor gasto de energía, se generan más puestos o se crean nuevos productos, algo que podría ser trascendental en un momento donde la economía tiende a contraerse, debido a la imposibilidad de trabajar de forma tradicional.

El objetivo de “basura cero” implica que las personas puedan tomar hábitos de conciencia, ya que los gobiernos pueden promover distintos planes de reciclaje. Por ejemplo, la web de La República mencionó que América Latina es “la región menos comprometida en esta actividad”, por lo que el hecho de estar ante una crisis sanitaria puede aumentar la responsabilidad ciudadana ante esta problemática, mucho más si tenemos en cuenta que el 2030 es el año límite para detener los efectos del cambio climático.

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