Medio ambiente

Cómo educar adecuademente a la gente sobre el medio ambiente

En un día de calor inusual en el Parque Nacional Los Alerces, Patagonia Argentina, un turista me preguntó si la mancha blanca que coronaba una montaña era piedra caliza

Hombre sentado en una montaña sentado en una roca.

Es necesario que las personas reciban educación sobre el medio ambiente, para que puedan ayudar con su preservación y conservación. / Foto: Unsplash

LatinamericanPost| Jorge Guasp

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Read in english: How to properly educate people about the environment

No, respondí; es nieve. Imposible, refutó el hombre; si fuera nieve, con este calor ya se habría derretido

No alcanza con mirar y suponer; es necesario entender

Le expliqué al visitante que, cerca de los 2000 metros de altitud, la temperatura es más baja que junto a un lago, y que esa ladera preservaba la nieve porque miraba hacia el sur, orientación que, en el Hemisferio Sur, recibe la menor radiación solar.

El sentido de la vista, y nuestro criterio estético, brindan una comprensión meramente visual de la realidad que aparece ante nuestros ojos. Los turistas que visitan la Patagonia se fascinan con los bosques de pinos, sin saber que se trata de especies foráneas, que han reemplazado al bosque nativo y han invadido terrenos contiguos a aquellos donde fueron implantadas. Erradicar esos pinos resulta hoy muy difícil, debido a que las semillas acumuladas en el suelo originan miles de nuevas plantas, cuya extracción demandaría años de trabajo.

Un río puede parecernos maravilloso, aunque seamos incapaces de evaluar a simple vista la calidad del agua que lleva. Si alguien nos cuenta que el río está contaminado, tal vez nos decepcionemos. Pero si logramos descubrir de qué modo la actividad humana contamina el río, hacia dónde fluye el agua contaminada y en qué medida perjudica a las poblaciones ubicadas aguas abajo, entenderemos mejor las conexiones que existen entre el hombre y la naturaleza, y seremos capaces de denunciar lo que sucede, o de actuar para modificarlo.  

La interpretación ambiental revela significados y conexiones

“En el aula, la meta del maestro es comunicar solamente hechos, un proceso a largo plazo necesario en la educación de los alumnos. En la interpretación, únicamente presentamos aspectos que le ayuden a la audiencia a entender y apreciar lo que les estamos tratando de mostrar o transmitir”, sostiene el Dr. Sam Ham, Profesor de la Universidad de Idaho, EEUU, en su libro Interpretación Ambiental, una Guía Práctica para Gente con Grandes Ideas y Presupuestos Pequeños.

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Ham, uno de los precursores de la interpretación ambiental en el mundo, considera en su libro que, para ser efectiva, esta disciplina debe cumplir con cuatro requisitos básicos:

  • La interpretación ambiental es amena, es decir, mantiene la atención de la audiencia.
  • Tiene significado, y es personal. La información es significativa cuando se vincula con conocimientos que ya tenemos. En cuanto a que sea personal, Ham argumenta que “los mejores comunicadores siempre tratan de vincular sus ideas a las vidas de sus audiencias”. En resumen, se trata de aludir a aquello que es importante para las personas que reciben la información.
  • La interpretación es organizada (fácil de seguir), y debe reducirse (según Ham) a no más de 5 ideas principales, a fin de que la audiencia no se pierda ni se aburra, y además recuerde la información que recibe.
  • La interpretación tiene un tema. Sam Ham le llama “tema” a un mensaje, diferenciándolo así del “tópico” o título. En una presentación interpretativa, por ejemplo, “el bosque nublado” podría ser un tópico. Ham argumenta, sin embargo, que ese título no incluye datos relevantes; y dado que las audiencias olvidan la información con facilidad, es preferible utilizar un tema o mensaje vinculado con la vida de las personas: “el bosque nublado conserva el agua y evita inundaciones”, por ejemplo.

La interpretación ambiental favorece el cambio de conductas

Sabemos que la información por sí misma no resulta relevante, ni promueve cambios de comportamiento. Con frecuencia, las estadísticas de muerte por tabaquismo no alcanzan para que las personas dejen de fumar. Es imprescindible que los fumadores experimenten ciertas emociones (miedo a la muerte o a una enfermedad grave, por ejemplo), para que éstas los fuercen a modificar su hábito nocivo.

Algo similar sucede con los cambios de conducta hacia la naturaleza. En referencia a los ejemplos citados, la información no basta. Descubrir en el suelo el banco de semillas que origina nuevos pinos, o encontrar en el río peces muertos por la contaminación, en cambio, provoca una emoción que promueve en las personas un cambio interno.

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“La finalidad de la interpretación del patrimonio (natural y cultural) es producir cambios en los ámbitos cognitivos, afectivos y actitudinales del visitante (Morgan, et al., 1997), y es deseable que luego se puedan manifestar en comportamientos concretos”, sostiene Jorge Morales Miranda, intérprete chileno radicado en España, en su trabajo "La interpretación del patrimonio tiene que ver con significados", escrito para la Asociación para la Interpretación del Patrimonio, organización española sin fines de lucro.

En resumen, la interpretación ambiental es el arte de revelar significados acerca de los recursos naturales y culturales, a fin de que la población los descubra, los valore, y contribuya a su preservación a través de cambios de actitud y de conducta.  

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