AMÉRICAS

El coronavirus y las clases sociales en Latinoamérica

En las clases altas de algunos países se manifestaron los primeros casos, para expandirse luego entre la población de bajos recursos

Mujer usando una tapabocas sentada sobre su maleta de viaje en un aeropuerto.

Señalamientos y búsqueda de culpables entre las clases sociales por la llegada del coronavirus, son una constante en Latinoamérica. / Foto: Pexels – Anna Shvets

LatinAmerican Post | Moises Campos

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Read in english:  Coronavirus and social classes in Latin America

Es un patrón que se ha repetido en todos los países de la región: una persona de clase alta viaja a las zonas donde se presentan los principales focos de contagio, regresa y no guarda los debidos cuidados, propagando el coronavirus a todos con quienes trata, incluyendo asistentes domésticos, quienes a su vez lo llevaran a sus sitios de residencia, donde las medidas de aislamiento social son más difíciles de acatar, y donde por supuesto, están más expuestos a sus estragos, dadas las condiciones en las que se encuentran la mayoría de los sistemas de salud pública de la región.

De viaje esparciendo el coronavirus

En diferentes países de Latinoamérica existe la percepción de que el coronavirus llegó traído por las clases altas, ya sea de empresarios, artistas, políticos o deportistas, quienes no sacrificaron fiestas, paseos o la asistencia a eventos en los países en donde existía ya el riesgo de contagio. De esta manera se convirtieron en propagadores del coronavirus en sus países de origen, ya que en la mayoría de los casos no cumplieron con las sugerencias de aislamiento o simplemente no notificaron su situación.

Tanto es así, que en Uruguay se está pensando llevar ante los tribunales a una reconocida diseñadora, quien estuvo en España cuando en ese país ya había víctimas del coronavirus, y al regresar asistió como si nada a un evento social, estimándose que contagio en esa sola oportunidad a 40 personas, por lo que puede ser acusada por negligencia.

Convertir al coronavirus en un asunto de clases sociales

En Brasil, uno de los países más golpeado por el coronavirus, y uno en los que se tardó más en tomar medidas efectivas, se considera que la puerta de entrada del virus al país fue a través de un exclusivo club, donde solo los más adinerados tienen acceso, y de allí se esparció.

Estos casos han provocado que varios políticos de izquierda quieran convertir el coronavirus en un arma para incentivar la lucha de clases, llegando al extremo de un político mexicano que aseguró que los pobres eran inmunes al virus, ya que no tienen la posibilidad de viajar y por lo tanto de haberse infectado en los países donde luego hizo estragos. Esto es pasar por alto que el virus inevitablemente descenderá por toda la escala social, y que será precisamente en las clases bajas donde golpeará más fuerte, ya que dependen de sistemas de salud pública ineficientes.

En las clases altas se cuenta con la posibilidad de poder realizarse un diagnóstico temprano, pueden pagar clínicas privadas que están mejor dotadas que los centros asistenciales públicos y no dependen del sistema de seguridad social, ineficiente y que no está preparado para enfrentar este tipo de emergencias. El coronavirus en Latinoamérica puede convertirse en un factor detonante que impulse dolorosos cambios en la región.

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Las dificultades del confinamiento en Latinoamérica

En el caso del confinamiento recomendado para evitar la propagación de coronavirus, en Latinoamérica también se dificulta, ya que en las zonas populares es casi imposible implementarlo, dada la aglomeración de personas y a cierta tendencia a la anarquía y al desorden.

Señalar a una determinada clase social como causante de un contagio es contraproducente y en cierta forma una forma de evadir responsabilidades. Y los políticos y medios de izquierda no deberían usar una situación como la actual para responsabilizar a ricos y victimizar a los pobres. Los políticos que están culpando a los ricos, en realidad están poniendo a las clases más pobres en una situación de más vulnerabilidad.

Con estas acusaciones las personas que presenten síntomas van a evitar acudir a hacerse la prueba del coronavirus, para evitar cuestionamientos, lo que favorecerá a que el virus se esparza, causando más estragos en la población más desfavorecida.

 

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