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5 obras de Beethoven que van más allá de la 9ª sinfonía

En el año del "genio de Bonn" repasamos 5 obras distintivas que van más allá de la tradicional sinfonía coral.

Retrato de Beethoven.

Retrato de Beethoven. / Foto: Pixabay – Imagen de referencia

LatinAmerican Post | Luis Liborio

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Hablar de Beethoven implica hablar de un personaje importante no sólo de la historia de la música, sino de la historia universal. El denominado "genio de Bonn" vivió apenas 57 años, suficientes para que inmortalizara su nombre como uno de los compositores más importantes, referente de otros grandes genios de la música del siglo XIX y XX.

Pese al tamaño de su obra, Ludwig van Beethoven suele ser reconocido por obras muy concretas, especialmente sus sinfonías, especialmente la novena y algunas de sus sonatas para piano.

Por ello en el marco del "Año de Beethoven", que celebra 250 años de su nacimiento, proponemos escuchar 5 obras "menos célebres" pero imporantes en la obra del compositor. Y como mencionamos al principio del párrafo, su obra es enorme, por lo que la cantidad de obras "menos conocidas" es aún mayor.

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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1. Fidelio

Encontrar una ópera en el catálogo de Beethoven puede ser una sorpresa para muchos, Fidelio fue su único trabajo en este género. La obra tiene varias versiones, la primera estrenada en 1805 que no tuvo el éxito esperado y la última en 1814 que tuvo mejor aceptación.

La historia era célebre antes de que Beethoven decidiera musicalizarla, Léonore ou l'amor conjugal (Leonora o el amor conyugal) fue convertida en ópera por el alemán Johann Simon Mayr y el italiano Ferdinando Päer. Aunque contaban con diferentes libretos, el origen de las tres óperas es el mismo, el texto de Nicolas Bouilly como destaca el diario español ABC.

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Beethoven tuvo que recurrir a diversas revisiones de la partitura hasta lograr su versión final. Entre los cambios que realizó se encuentra el de título, pasando de Leonora o el amor conyugal, luego a Leonora y finalmente a Fidelio. Esta ópera fue creada en un período importante para el compositor, una etapa de cambios estilísticos que lo llevaron del clasicismo a lo que sería conocido como el romanticismo y qué mejor que hacerlo a través de una historia basada en un hecho real, en los momentos posteriores a la revolución francesa.


 

2. Cristo en el Monte de los Olivos

En la obra sacra de Beethoven destaca este oratorio, un híbrido entre varios estilos operísticos y otras formas musicales como la misa. La revista Gramophone destaca similitudes con fragmentos de Fidelio, La flauta mágica y hasta de ópera bufa.

La publicación adjudica estas características a la velocidad con la que fue compuesta la obra, pero también destaca el espíritu que Beethoven quiso imprimir a la obra, una poderosa reflexión sobre el destino a través de Jesús, quien acepta su papel en el plan de Dios. Jesús es representado por un tenor, el serafín por una soprano y Pedro por un bajo, además del coro completo y la orquesta, muestra de lo íntima que es la obra.


 

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3. Große Fuge

Posiblemente la obra más revolucionaria de Beethoven. Hacia el final de su vida, recibió la comisión de diversos cuartetos de cuerda, con los cuales aparentemente se obsesionó, pues escribió más de los que le fueron pedidos.

De acuerdo con información del Kennedy Center, la Gran Fuga estaba destinada a formar parte del cuarteto no. 13 en si bemol mayor como el sexto movimiento. Tras su estreno, la crítica y el editor coincidieron en que este movimiento no concordaba estilísticamente con el resto del cuarteto, por lo que Beethoven cedió a las presiones y escribió un nuevo movimiento para el cuarteto 13.

Al final, el movimiento fue publicado por separado, además de crear un arreglo para cuatro manos del mismo. Para las generaciones posteriores a Beethoven, la obra fue un parteaguas. Lo visionario de su construcción, el dominio de la técnica de las cuerdas y del contrapunto, llevados al extremo (de su época), fueron poco entendidos en su momento, pero demuestran lo adelantado del pensamiento del compositor en la última parte de su vida.

En la actualidad existen diferentes versiones de la Gran Fuga ya sea como parte original del cuarteto 13, como pieza independiente o arreglos como el de Felix Weingartner para orquesta de cuerdas, que destaca el Kennedy Center.


 

4. Concierto para violín y orquesta en re mayor

Beethoven era un destacado pianista, como la mayoría de los grandes compositores del romanticismo, por lo que buena parte de su producción musical estaba ligada a su instrumento. Por ello, el Concierto para violín y orquesta en re mayor sobresale en su obra.

Según Classic FM, el concierto fue escrito en pocas semanas en 1806 y fue estrenado por el destacado violinista Franz Clement, convirtiéndose en poco tiempo en uno de los conciertos clásicos del repertorio para el violín hasta nuestros días. Casi todos los grandes violinistas del siglo XX han grabado esta obra; en esta versión presentamos a Anne-Sophie Mutter con la Filarmónica de Berlín dirigida por Herbert von Karajan.

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5. Las criaturas de Prometeo

Esta obra es otra curiosidad en la obra de Beethoven, pues es un ballet. Esta obra refuerza la imagen del Beethoven revolucionario y adelantado a su tiempo, sus ideales románticos se observan con mayor claridad en esta etapa prolífica de su vida.

Prometeo fue sin duda uno de los personajes más contemplados en esta época de transformación en todos los niveles de la sociedad y el arte, por ello no es extraño que Beethoven se mostrara interesado en crear música alrededor de este mito en forma de danza.

De acuerdo con la Orquesta de Cleveland, Beethoven junto al coreógrafo italiano Salvatore Viganó dieron forma a la obra sabiendo leer el momento que vivía Viena como centro de la música, con un auge especial del ballet.

 

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