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5 razones por las que cualquier colombiano debería ver Distrito Salvaje en Netflix

En el marco del Paro Nacional, y aprovechando también el estreno de la segunda temporada, aquí están las razones por las que los colombianos deberían darle un chance Distrito Salvaje.

Captura de pantalla del trailer de 'Distrito Salvaje' de Netflix.

Captura de pantalla del trailer de ‘Distrito Salvaje’ de Netflix. / Foto: youtube.com/Netflixlat

LatinAmerican Post | Sofia Machado

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Es una serie cuyos ingredientes principales incluyen corrupción, post conflicto y política, todos ambientados en la jungla de concreto por excelencia: Bogotá. Y no sólo está bien hecha, sino que es tan real y tan pertinente, que es imposible no sorprenderse ni diminizar su relevancia en el presente.  

Entre todo lo que puede llegar a enseñar, las siguientes razones priman:

1. Tiene como eje principal la corrupción

La historia del guerrillero desmovilizado tratando de adaptarse a la sociedad capitalina y dándose cuenta de que hay (y es parte de) toda una red de corrupción y poder mucho más difícil de atacar, no es (o no debería) ser nada nuevo. Tampoco la historia del que se aprovecha de su poder y estatus para manipular a cualquiera a costa de sus intereses políticos y monetarios.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Distrito Salvaje muestra ambos casos de manera novedosa y casi que sin tapujos, es decir, lo que pasa en la serie pasa en Bogotá y en Colombia tal cual. Pero que pase no es suficiente, y saberlo tampoco, y es ahí donde la mayoría nos sentimos frustrados porque es imposible saber la verdadera dimensión de la incidencia de la corrupción, la desinformación, la guerra y la violencia en nuestro diario vivir. Sobretodo la corrupción, cuyo mayor éxito es ser silenciosa, gestándose tras bambalinas sin que nos demos cuenta, y cuando por fin empezamos a tener una noción de verdad, también es difícil entender que no se puede resolver tan fácil.

2. Trata el post conflicto desde dos perspectivas

Este es otro tema importante, actual y real que trata la serie, conectado también con la corrupción. Se presenta la historia de un ex guerrillero reinsertado para mostrar la otra cara de la moneda. Una historia difícil sobre la complicada tarea de volver a ser parte de algo, de tratar de ser “normal” después de una vida en la jungla con reglas de supervivencia muy diferentes.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Una de las maravillas de la televisión y del cine es que nos permiten adentrarnos en la piel de otras personas y conocer, de primera mano por un momento, qué piensan y por qué les pasa lo que les pasa. Nadie dijo que por ponerse en los zapatos de los demás uno tenga que estar de acuerdo con ellos, pero por lo menos se hace un ejercicio de entendimiento desde la otra orilla. 

Lo interesante de la serie es que no hay una línea clara entre quién es bueno y quién es malo, todos están untados (unos más que otros), cada uno tiene su código moral, y eso es clave para entender lo que pasa en Colombia. No necesariamente hay buenos ni malos, víctimas o victimarios, hay mucho más que eso y es mucho más complicado también. Por eso, es bueno ser consciente de que siempre hay dos versiones de la misma historia sin que necesariamente se tengan que justificar.

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3. Está hecha aquí y tiene talento local

Es una razón muy importante porque no tendría sentido si fuera en inglés o con actores que no tienen nada que ver con nuestra cultura y con Bogotá. Resalto el talento y el papel de todos los actores en esta serie, porque una cosa es interpretar a un personaje ficticio, otra cosa es interpretar a un personaje real y definido, y otra cosa diferente es interpretar a un personaje construido que refleja muchos otros y que puede llegar a ser ambiguo. Bravo por eso y por asumir el reto de interpretar a toda una sociedad a través de unas pocas caras.

4. Muestra a una Bogotá real

Bogotá es maravillosa y es grande y caótica, con miles de caras y miles de cosas por mostrar (y otras, que. tristemente, sería mejor seconder). Lo que me gustó mucho de la serie, además de que se refirieran a Bogotá como la jungla de concreto y el mismísimo distrito salvaje (adjetivos que la representan tan bien), es la atmósfera que se construye y la escenografía tan real que se representa.

Todo en la serie es muy bogotano: los lugares, la comida, las montañas, los tipos subiendo a Patios en bicicleta, el ruido, todo. Y eso es un gran punto a favor porque si la serie no representara bien el contexto, no sería nada. Más de uno se sentirá identificado porque precisamente no se muestra una realidad, se muestran muchas y en esa diversidad de perspectivas ambientadas en el mismo sitio geográfico, se construye un preciso cuadro de Bogotá y de su gente.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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5. Es un ejercicio de reflexión para la situación que vivimos hoy

Después de ver Distrito Salvaje es imposible no pensar en mil cosas y tener mil reflexiones de lo que pasa en Bogotá y en Colombia. Si ocurre esto, entonces la serie habrá cumplido dos objetivos: el de informar y el de generar una reflexión. Sin ponerse de un lado o de otro, y sin enseñar moralidad, la serie invita a usar la cabeza y así, abre su camino para el tercer objetivo –mucho más difícil de lograr– que es la acción; aunque dar el primer paso siempre es importante.

Al final, más allá de la corrupción, del post conflicto y de la política, Distrito Salvaje pretende mostrar lo que muchas series y películas, en general, quieren mostrar: la construcción de una identidad individual y colectiva en un mundo que constantemente nos encadena desde todas las orillas. Sin dejar a un lado que, en cualquier situación, por más grave que sea, al ser humano nunca le pueden quitar la libertad de decidir cómo afrontarla, la libertad de expresión y el derecho fundamental a luchar por una sociedad más justa e igualitaria.

Vean Distrito Salvaje.

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