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‘El Jardín de las Mariposas’: ¿hay luz al final del túnel?

Desde la perspectiva de Maya, una joven que fue secuestrada, nos adentramos a encontrar este jardín donde cada una de las mujeres cautivas es una mariposa

Portada del libro

Portada del libro “El Jardín de las Mariposas” de Dot Hutchison. / Tomado de: planetalibros.com

LatinAmerican Post | Juliana Suárez

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Read in english: ‘The Butterfly Garden’: is there light at the end of the tunnel?

En la portada, el libro recibe al lector con un mensaje: “Más escalofriante que El Silencio de los Inocentes. La belleza nunca había sido tan aterradora”. Desde allí, podemos empezar a suponer lo que nos espera con El Jardín de las Mariposas de Dot Hutchison.

Desde la perspectiva de Maya, una joven que fue secuestrada, nos adentramos a encontrar este jardín donde cada una de las mujeres cautivas es una mariposa. Las ideas retorcidas del secuestrador, a quien llama el Jardinero, se convierten en una incógnita completa, haciendo que el lector devore cada página para lograr descrubrir y entender el porqué de la existencia del jardín. 

Poco a poco, Maya se va abriendo a contar detalladamente su experiencia con los abusos y la muerte dentro del jardín. Pero, sobre todo, la extraña obsesión del Jardinero con sus mariposas, una obsesión que finalmente se explica, pero jamás se entiende. ¿Cómo se puede amar a alguien de esa forma? El Jardinero es un hombre dulce, sensible, delicado y cuidadoso con sus mariposas. Pero aún así, las tiene secuestradas y abusa de ellas a su parecer.

Los dos hijos del Jardinero, Avery y Desmond, también hacen parte del Jardín y de las atrocidades de su padre. Avery en un nivel mucho mayor que Desmond, pero el segundo sigue siendo un cómplice. 

El libro está lleno de personajes complejos: el Jardinero, su hijo Desmond -porque el otro, Avery, no tiene nada de complejo-, y Maya tienen una cantidad de matices que no se pierden a través del desarrollo de los hechos.

A medida que la historia avanza, una historia de amor (aunque muy poco amorosa) se empieza a desarrollar con Maya y Desmond. Ni la personalidad de esta mariposa ni la situación en la que están, por obvias razones, permiten una verdadera historia de amor que probablemente sí se daría fuera de un encierro. Esta es otra de las complejidades del libro, y, aunque puede que Maya tenga el corazón blindado, pero, como lector, fue imposible -a pesar de tratar- no irse encariñando con Desmond, quien, a pesar de ser un cobarde, tiene buen corazón. 

Ahora, más allá de la historia en sí, se muestra toda la vida personal de Maya, cómo llegó a allí y por qué es como es. Así vamos descubriendo la razón de su carácter y, de igual forma, vemos la transformación que ella misma vive como persona dentro del encierro. 

Esta joven vivió una vida de decepciones tan grandes, que llegar al jardín solo fue una más de tantas. Su rechazo a las relaciones humanas y a los sentimientos solo son un escudo que crea desde pequeña. Pero la vida en el encierro llena de otras jóvenes que sí tenían a quién llorar, la va poniendo cada vez más en contacto con la sensibilidad humana. Al final, termina creando lazos de amistad y experimentando sentimientos y sensaciones que ni siquiera el lector hubiera imaginado al ver a la Maya del comienzo.

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¿Debería leer el libro?

Dot Hutchison ya lleva un camino recorrido con libros intrigantes donde crímenes del estilo del Jardín de las Mariposas se ven descubiertos. Este hace parte de una serie de libros que hablan de El Coleccionista (en este caso, ese coleccionista es El Jardinero) y aunque las historias son independientes, algunos personajes se entrelazan.

La forma de Hutchison de escribir mantiene al lector alerta. En el caso de El Jardín de las Mariposas, hay dos voces de narración. Por momentos es Maya la que habla, y es cuando más nos adentramos a la historia del jardín, pero en otras ocasiones un narrador externo va contando un poco sobre la investigación y el interrogatorio que se lleva a cabo por el FBI para conocer a la verdad. El salto de esta narración se da de un momento a otro, por lo que no solo la historia en sí mantiene alerta, sino la prosa tampoco permite que el lector despegue sus ojos.

La historia, al ser narrada a través se los ojos de Maya, deja por fuera algunos aspectos que podrían ser interesantes de conocer. Personajes tan complejos como el Jardinero podrían merecer una explicación a profundidad. Siendo así, la historia se termina y siguen quedando algunos interrogantes que, como lector, aún no sé si los quisiera o no resolver.

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