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Manifestaciones en Brasil: un pueblo dividido en dos por Bolsonaro

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Después de las manifestaciones en contra de Bolsonaro por los recortes en la educación y aquellas en su apoyo, solo queda el panorama de un país dividido

Manifestaciones en Brasil: un pueblo dividido en dos por Bolsonaro
Read in english: Protests in Brazil: a country divided in two by Bolsonaro

Jair Bolsonaro lleva cinco meses en la presidencia de Brasil y ya han sucedido dos grandes movilizaciones; lo curioso es que una fue en contra de su Gobierno y la otra a favor de él. A pesar de que las últimas encuestas, hechas por Pollster XP, sobre la popularidad del presidente mostraran que son más las personas que consideran su gobierno como malo o terrible que bueno o excelente —36% contra un 34%, respectivamente—, la polarización del pueblo parece ser mucho más grande.

Con un presidente que suele hacer comentarios racistas, homófobos y clasistas, es claro que su figura causa controversia en la vox populi. Las  manifestaciones se realizaron en el mismo mes, ambas con una asistencia masiva y mensajes prácticamente opuestos. Acá más información sobre el desarrollo de ellas.

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Contra Bolsonaro por recortes a la educación

El miércoles 15 de mayo miles de personas en varias ciudades de Brasil salieron a protestar en contra de los recortes estudiantiles que anunció el Ministro de Educación, Abraham Weintraub. Como informa El País e Infobae, el 30% del presupuesto no obligatorio de las universidades federales sería removido, a lo que añade 3000 becas de investigación que perderían financiamento. Lo anterior se sumó al decreto que Bolsonaro había publicado en marzo en el que se estipuló que “congelaba casi 30.000 millones de reales (cerca de 6.600 millones de euros)”, como informa El País.

Este recorte se tomó con un movimiento más de la guerra que el Gobierno está haciendo en contra de las instituciones culturales y educativas. Ejemplo del desprecio que siente el presidente por las disciplinas de ciencias humanas se percibe en un trino en que apoya la decisión de Weintraub de quitar presupuesto a las facultades de Filosofía y Sociología. Según él, “el objetivo es enfocarse en áreas que generen un retorno inmediato al contribuyente”.

Asimismo, en una visita que el presidente hizo después a Dallas, EE.UU., afirmó sobre las manifestantes que “Es natural [que protesten], pero la mayoría es militante que no tiene nada en la cabeza, que no sabe calcular siete por ocho ni la fórmula química del agua. No saben de nada. Son unos imbéciles que están siendo utilizados por una minoría que compone el núcleo de las universidades federales de Brasil”.

Sin embargo, a pesar de la posición del Gobierno, la masiva presencia en las marchas demuestra, además del inconformismo, la fe en estas áreas de conocimiento y en la educación público. Como dijo la escritora Alessandra Roscoe a AFP durante la marcha, "Mi arma es el libro. Pero, desgraciadamente, la educación no es una prioridad y donde faltan cultura y educación, sobra violencia. Por eso estoy aquí, luchando por la educación pública".

Por último, sobre el efecto de estas muestras de inconformismo, el sociólogo Paulo Silvino Ribeiro explicó en estrevista con El País que “Lo que pasó evidencia la insatisfacción con un Gobierno que no tiene proyecto, es inhábil para lidiar con situaciones complejas y, por su naturaleza ideológica, tiene mucho potencial para crear nuevas crisis”.

A favor de Bolsonaro para que sus leyes entren en vigencia

Una semana y media después de las marchas en su contra, los brasileros que apoyan a Bolsonaro se tomaron las calles para mostrar el apoyo a su gobierno. Con presencia en 150 ciudades, los manifestantes marcharon con camisetas de la selección y pancartas con mensajes en contra del expresidente Lula da Silva, símbolo de la izquierda en Brasil, como reportó El País.

En general, el objetivo era presionar al Congreso brasileño, que tiene “pendiente de tramitar la reforma clave del Gobierno de Bolsonaro, la de las pensiones, y contra el poder judicial” y “que debe avalar ciertos cambios legislativos, como el decreto que amplía el derecho de porte de armas”, según EFE. Asimismo, es importante que, a pesar de estar en la misma línea política, los partidos de derecha no anunciaron su apoyo a las marchas.

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Bolsonaro se mantuvo al margen de las marchas, ya que no se presentó ni hizo declaraciones oficiales al respecto. Sin embargo, en la mañana de la marcha sí hizo declaró después de salir del culto evangélico al que pertenece que “Es un día en que el pueblo está en las calles no para defender a un presidente, a un político o a quien quiera que sea. Está movilizándose para defender el futuro de esta nación”. Asimismo, estuvo muy activo en Twitter en donde hacía comentarios sobre cómo las marchas demostraban que el pueblo quería buscaba que los politicos escucharon su voz, además de subir videos de la manifestación en distintos lugares.

 

Otro de las figuras relevantes de la marcha fue el juez Sergio Moro, actual ministro de Justicia quien fue el encargado de destapar el caso de Lava Jato, y quien cuenta con gran popularidad, incluso mayor a la de Bolsonaro. Sin embargo, como afirma un artículo de El País, esto puede no ser un movimiento positivo para el presidente. Como se afirma ahí, Bolsonaro “Cada día da muestras de que el juez, que aparece en las encuestas con el 60% de aprobación nacional, el doble de la que Bolsonaro llega a conseguir, ha perdido para él interés y hasta empieza a darle miedo”. En ese sentido, la marcha no solo fue una muestra del apoyo hacia él, sino también a posibles figuras de la política que pueden salir de su control.

 

LatinAmerican Post | Juan Gabriel Bocanegra

Copy edited by Vanesa López Romero 

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