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Las manifestaciones en Haití: terribles repercusiones en la economía

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Tras las manifestaciones en Haití en febrero, el costo de vida se ha vuelto insostenible

Las manifestaciones en Haití: terribles repercusiones en la economía

La situación en Haití después de las manifestaciones en febrero no mejoró mucho, hasta se podría decir que empeoró. A causa de la llamada ‘Opération Pays Lock’, las movilizaciones ciudadanas que bloquearon al país desde el 7 al 18 de febrero, la taza de inflación llegó al 17% a finales de ese mismo mes.

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Sin embargo, no solo fue el aumento de la inflación, sino también la constante devaluación de la gourde, la moneda haitiana, en relación con el dólar americano. En enero del 2018, por ejemplo, 1 dólar se compraba a 63.20 gourdes, una situación bien distinta al actual precio de 87.08 gourdes por dólar, como recuerda Le National. En solo un año y medio, el precio de la gourde se devaluó a tal punto que ha influenciado en los precios de producto básicos de limpieza y alimentación. Por lo anterior, el costo de vida ha aumentado en muy poco tiempo.

Las marchas de febrero

El 7 de febrero, fecha conmemorativa de la caída de los Duvalier, exdictadores del país, explotaron marchas masivas que se prolongaron por casi dos semanas. El detonante a la común desilusión con el gobierno fue el escándalo de Petro Caribe, que consistió, según el profesor y escritor Lyonel Trouillot, en un artículo de Le Point, en que no hay rastro de “casi ningún rastro de los fondos sacados de la venta de petróleo de Venezuela en 8 años. Según las cifras más conservadoras, aproximadamente 2 mil millones de dólares”.

Asimismo, se han comprobado fallos en la gestión, gracias a “un reporte publicado por la Corte Superior de Cuentas y de Contención Administrativa (CSCCA), [que] consideró numerosas irregularidades e implicó a una empresa dirigida por el presidente antes de su elección”. Por esta razón, la población pedía la dimisión del actual presidente Jovenel Moïse.

Después de varios muertos y heridos, además de la parálisis del país a nivel laboral, las marchas se disiparon el 18 de febrero. Frente a las revueltas y sus peticiones, Moïse declaró en su momento que no iba a dejar  “el país en manos de pandillas armadas y de traficantes de drogas” y que, respecto al gobierno de tránsito que se le exigía, “ya hemos conocido una serie de gobiernos de transición que han dejado un montón de catástrofes y de desastres”.

Así las cosas, ni Moïse renunció, ni hubo mucha mejora en la situación económica y social del país. ¿Cuál es la situación actual?

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Un mayor costo de vida y falta de políticas públicas

Como explora el reportaje “Haïti: quand la vie devient trop chère” de RFI sobre el estado del país después de febrero, la economía haitiana, en consecuencia de la inflación y de la devaluación de la gourde, ha vuelto la vida mucho más cara.

Jocelyn Casimir, madre de dos hijos y trabajadora informal que debió pedir un préstamo para montar un negocio en la calle a falta de ofertas de trabajo, da un ejemplo de cómo los precios de productos básicos ha aumentado. Antes de mostrar las cifras dadas por ella, es importante mencionar que, además de la gourde, en Haití se maneja el dólar haitiano, una moneda que no existe oficialmente, pero que es usada por la población para simplificar los cálculos. Stephanie Schüler, la autora del reportaje, explica que 1 dólar haitiano equivale a 5 gourdes.

Teniendo eso claro, Casimir explica que antes el precio de un saco de arroz era de 200 dólares haitianos, mientras que ahora es de 320 dólares haitianos. También hay productos que duplicaron exactamente el doble su precio como la pasta (75 dólares haitianos antes, ahora 150) y el jabón (10 gourdes antes, 20 actualmente).

En un país en el que el 25% de la población vive en extrema pobreza y el 60% en pobreza, estos aumentos empeoran mucho más las condiciones de vida y sus efectos se ve en otros sectores como la salud y la educación.

Respecto a la salud, el doctor Jude Rennelick del hospital público La Providence a las afueras de Gonaïves afirma que la cantidad de gente que va al hospital ha disminuido, probablemente como consecuencia al miedo que genera el precio de las prescripciones médicas. Según él, por esta razón muchas personas prefieren automedicarse en casa. Un ejemplo del cambio del precio es el valor del diclofenaco, fármaco antiinflamatorio, que pasó de valer 20 gourdes a 35.

El efecto en la educación también se ha notado en la cantidad de estudiantes que asisten a clases. Según Philogène Messac, director del Collège Lumière, la lista de 600 estudiantes que tenía antes de que comenzara un nuevo año en septiembre disminuyo a 460, todo eso en un año. Esto sucede a pesar de los intentos de mantener los gastos al mínimo. También, él asegura que el hecho de que varios padres viven en el campo y que los estudiantes se motiven más por el dinero que pueden adquirir en trabajos tampoco mejora la situación.

Repercusiones en la industria

Por último, incluso si el gobierno tiene en cuenta su déficit presupuestal de 270 millones de dólares, las políticas públicas no ayudan mucho a mejorar economía de los productores locales. Esto se ejemplifica en la última orden del gobierno de bajar los impuestos de aduana al arroz importado, lo que no ha gustado a los ricicultores nativos.

En Haití se producen 120 mil toneladas de arroz y se importan 150 mil toneladas, por lo que el mercado externo es mucho mayor. Con la disminución de impuestos al arroz importado, el arroz producido en Haití queda en desventaja frente a los precios del mercado. Como afirma uno de los ricicultores entrevistados por RFI con respecto al anuncio del gobierno, “No era eso lo que nos debía decir. Nos debía anunciar que iba a limpiar los canales de irrigación, que iba a poner máquinas agrícolas a nuestra disposición para trabajar los campos, que nos iba a proporcionar semillas para que pudiéramos producir nuestro propio arroz. Y cuando él baje el precio del arroz importado, ¿qué sucederá con el nuestro?”

Esta actitud de privilegiar el producto interno tiene una tradición en los gobiernos haitianos, como explica el profesor de economía Pierre Podevin, de la Universidad de Gonaïves, ya que no hay una producción nacional y sí hay una gran dependencia del exterior. Como el afirma frente a la situación económica, “no hay políticas públicas que verdaderamente puedan atenuar los graves probemas sociales que tenemos en el país (…) un país es un sujeto con plan, debe haber un plan instalado, hay planes que son escritos en algún cajón del ministerio”. Sin embargo, estos no se han usado a causa de la falta de continuidad de cada gobierno con el anterior.

 

LatinAmerican Post | Juan Gabriel Bocanegra

Copy edited by Juliana Suárez

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