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Los 5 mejores actos de Estéreo Picnic 2019

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Rap, salsa, afrobeat y electrónica fueron algunos de los sonidos que brillaron en la décima edición del Festival Estéreo Picnic

Los 5 mejores actos de Estéreo Picnic 2019

La décima edición del Festival Estéreo Picnic dejó cuerpos agotados, después de tres días de fiesta intensa y pocas horas de sueño, pero satisfechos y con los oídos llenos de la mejor música internacional y nacional. Las quejas sobre la logística de transporte (complicada por la nueva locación del evento en Briceño), la rumorada falta de pago a algunos actos nacionales, el poco ánimo del público en algunas presentaciones y el precio de la entrada son válidas y hay que reflexionar sobre ellas, pero es innegable que, al final, la experiencia del FEP X fue muy satisfactoria.

Read in english: The best 5 acts of Estéreo Picnic 2019

Se cumplió con la promesa de crear una experiencia novedosa y exhilarante, que por un fin de semana hacía que lo único que importaba fueran la música y los amigos. Los diez años son ya una prueba de la madurez del festival, pero también un llamado a que, además de celebrar sus logros, el Estéreo Picnic alcance el nivel y la consistencia de festivales internacionalmente reconocidos como el Lollapalooza o Coachella.

Como decía, en el FEP X se presentaron algunas de las mejores propuestas musicales de Colombia y el mundo. Para cerrar la experiencia y recordar esos tres días que se pasaron volando, hablemos sobre cinco de las mejores presentaciones que tuvieron lugar en Briceño 18, el campo de golf que se disfrazó de tierra de fantasía entre el 5 y 7 de abril.

Alcolirykoz

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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El mejor grupo de rap colombiano demostró el buen momento que está viviendo el género a nivel nacional. Llenaron y reventaron el escenario principal a punta de rap, algo que hace unos años hubiera sonado imposible. Presentaron sus catorce cañonazos bailables, con instrumentales más fiesteras, pero sin comprometer la visceralidad honesta de sus letras. Los de Aranjuez, Medellín, hicieron que el público saltara y coreara canciones que hasta ahora no conocía, demostrando su capacidad para conquistar con rap puro a los más incautos. Gambeta, líder de la agrupación, se tomó el tiempo para felicitar a todos los músicos independientes que estaban en Estéreo Picnic, que habían dado la lucha por hacer música a su manera. Su gran concierto fue un triunfo para todos ellos.

Kendrick Lamar

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Nunca un artista tan grande, en su mejor momento, había pisado la tarima de Estéreo Picnic. Kendrick Lamar es ampliamente reconocido como el mejor rapero del mundo, y combina la credibilidad de letras duras y llenas de habilidades con una sensibilidad pop que le permite a su música llegar a millones de oídos en la Tierra. En su concierto del viernes rimó sobre los problemas del alcoholismo, el racismo estructural que incorpora de sus antepasados y la violencia que sufrió y vivió en Compton, y logró que esos temas fueran ágiles y dinámicos, que el público saltara mientras él, sin inmutarse, rapeaba a un nivel superlativo. Esto, sumado a sus visuales despampanantes y su vestimenta roja de Nike, hizo de su show uno de los mejores del fin de semana.

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Grupo Niche

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Aunque su presencia en el cartel había despertado dudas, desde el minuto en que “Una Aventura” empezó a sonar y su presentación empezó el sábado por la noche, el júbilo se regó entre todo el público del escenario principal. Mientras otros grupos apelaban a gustos formados y adquiridos en el circuito de la música contemporánea, Niche apeló al inconsciente colectivo del público ¿Quién en Colombia no ha escuchado a Niche en las fiestas familiares? Cuando sonó “Cali Pachanguero” todos lo cantaron como por reflejo, pura memoria muscular. El carisma de la agrupación brilló, como lo hizo el mensaje de unión por todas las músicas. La salsa no había tenido antes lugar en Estéreo Picnic, pero Niche confirmó que cabe; es más, con presentaciones como la de Totó la Momposina hace unos años, es claro que la música colombiana más tradicional es bien recibida por el exigente público del FEP.

Underworld

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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En la noche del domingo, mientras todos bailaban frenéticamente en el escenario Tigo, esas almas se conectaron con los sonidos a la vez sintéticos y análogos que la veterana banda británica presentó. El baile no fue solo producto de la emoción, se sintió como una declaración política, tanto del público como de Karl Hyde. Su movimiento mientras danzaba al ritmo de la música parecía, más que como un accesorio de la presentación, como la incorporación de años de experiencia, un desfogue en forma de movimiento de caderas. El rave colectivo reforzó el sentimiento de comunidad de los presentes, y el tiempo y el espacio fueron retados mientras la música del pasado construía una dimensión futurista. La música como escape, como forma de crear otras realidades, como un mecanismo de ficción que transgrede, fue sintetizada en el show de Underworld.

Seun Kuti

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 

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Lea también: Una mirada diferente al Festival Estéreo Picnic 

Se presentó a la misma hora el domingo que Arctic Monkeys, por lo que su show no estuvo tan lleno de público, pero la carpa de Adidas retumbó con el afrobeat de Seun Kuti. Quizás varios lo conocían como el hijo menor de Fela Kuti, quizás el inventor del afrobeat. Seu Kuti, quien todavía vive en Nigeria, salió al escenario vestido de verde y acompañado por la banda Egypt 80, y montó un show eléctrico y catártico. A pesar del cansancio de los asistentes al final del último día, el baile agresivo y alegre de Seun Kuti, junto con la música histórica de la banda que antes era de su padre, hizo que esos sintetizadores y baterías características estallaran al máximo de su potencial. Como si un conjuro mágico hubiera entrado a Briceño, no había un cuerpo que no bailara mientras Sean Kuti se presentaba. Se fue con la misma fuerza que cantó, despidiéndose y bajando de la tarima antes de que la música acabara, sin mirar atrás.

 

LatinAmerican Post | Santiago Cembrano

Copy edited by Vanesa López Romero

 

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