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Glifosato: un debate social más allá de la política

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El uso de glisofato para erradicar cultivos ilícitos es nocivo para la salud y genera una problemática social y económica más costosa que otros métodos a largo plazo

Glifosato: un debate social más allá de la política

El debate en Colombia sobre el uso de glifosato para erradicar cultivos ilícitos lleva años sobre la mesa y aún no hay un ganador. Por un lado, entre sus defensores está el presidente de la república Iván Duque, quien señala que el país enfrenta una amenaza al orden público por el incremento vertiginoso de estos cultivos durante los últimos seis años y la aspersión aérea se constituye en la medida más económica para solucionar el problema. 

Read in english: Glyphosate: a social debate beyond politics

En la lista de defensores también podemos encontrar a otros con opiniones más interesantes, como el Fiscal General de la Nación, para quien los efectos nocivos del glifosato son comparables a los que tienen los tintes de cabello sobre las personas. 

Por otro lado, en la audiencia pública que se realizó sobre el tema el pasado 7 de marzo, el Ministro de Salud Juan Pablo Uribe Restrepo, señaló que su cartera se ha encargado de realizar los seguimientos de rigor a las regiones donde se ha utilizado el herbicida y no ha corroborado mayores efectos para la salud entre los habitantes, según informa Radio Nacional.

Sin embargo, la  Agencia Internacional de Investigación en Cáncer, entidad adscrita a la Organización Mundial de la Salud (OMS), publicó en el 2015 una monografía de 112 páginas que clasificó el glifosato en el grupo 2A, es decir como una sustancia probablemente carcinógena para los humanos. 

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De igual forma, en Abril del 2014 el parlamento holandés prohibió la venta de glifosato a particulares, al reconocer que algunos problemas de salud como infertilidad, enfermedades de nacimiento y daños al sistema nervioso, podrían estar asociados al uso de este tipo de pesticidas químicos. 

Vale la pena recordar que, aunque la fumigación aérea ha sido extensamente usada, su efectividad es muy baja o nula, pues el glifosato acaba con las hojas de coca pero no impide que las semillas germinen.

De hecho, de acuerdo con El Espectador, sus costos sociales son muy altos: desde efectos en la salud como los anteriormente mencionados que se traducen en una menor calidad y expectativa de vida, hasta desplazamiento de la población, contaminación del agua, disminución de la disponibilidad de alimentos y daños a la flora y fauna, que representan reducción de la productividad en general. 

Nuestro equipo editorial considera que el glifosato es sumamente peligroso para la salud y que su uso en cultivos ilegales no es menos peligroso que en los cultivos normales. Aunque las dosis son diferentes, el uso continuo por los agricultores es mayor en el tiempo 

Creemos que se deben buscar nuevos pesticidas o alternativas que no sean tan nocivas para los humanos y los ecosistemas. De hecho, ya hay organizaciones como Ecologistas en Acción que, después de varios estudios, proponen métodos manuales, mecánicos y térmicos que, aunque resultan más costosos a corto plazo, son más efectivos y tienen mucho menos efectos adversos. 
 

LatinAmerican Post | Equipo Editorial

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