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Pena de muerte: ¿una práctica que no desaparece?

En 2017, las ejecuciones tan solo se redujeron un 4% respecto a 2016

Pena de muerte: ¿una práctica que no desaparece?

Ya bien entrados en el siglo XXI, la pena de muerte sigue sin perder fuerza y no parece que en el futuro cercano se vayan a lograr grandes avances para su erradicación. El Papa Francisco expresó públicamente –y por primera vez- su posición contraria a este castigo, diciendo que “atenta contra la más básica dignidad humana”.

Read in english: Death penalty continues to remain strong

Amnistía internacional publicó su informe anual en el que, una vez más, China aparece a la cabeza en cuanto a ejecuciones, sumando más muertes que los otros 22 países donde todavía se aplican. Las cifras oficiales del gigante asiático son un misterio, pues estos datos se consideran un secreto de estado. Así que es difícil aventurarse con números concretos. Al igual que en años anteriores, Irán y Arabia Saudí completaron este particular podio.

En Europa, donde todos los países son abolicionistas, sigue sorprendiendo el caso de Bielorrusia, donde en 2017 fueron ejecutadas dos personas. Su presidente –para la gran mayoría dictador- Aleksandr Lukashenko, quien lleva 24 años en el poder, no tiene intención ninguna de acabar con esta práctica, convirtiendo a su nación en un caso único del viejo continente.

El tráfico de drogas sigue siendo el principal delito por el que se lleva a cabo la pena capital, principalmente en países asiáticos como Malasia, Vietnam, China o Singapur. Amnistía Internacional prevé un descenso de las ejecuciones al confirmar que algunos de estos países van a adoptar una política antidroga un poco más transigente, elevando las cantidades mínimas.

Países desarrollados como Estados Unidos y Japón continúan llevando a cabo ejecuciones. En el país americano, el debate sobre la pena de muerte es cada vez más intenso y las voces que exigen su abolición más numerosa. De hecho, ya son más los estados abolicionistas que aquellos que la mantienen.

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De acuerdo con Amnistía internacional, la cifra de ejecuciones en 2017 ascendió a 993, un poco menos que en 2016 cuando se registraron 1.032 y 641 menos que en 2015, época que la que se documentó la preocupante cifra de 1.634 ejecuciones, la cifra más alta desde 1989. Esta tendencia anima a los abolicionistas, quienes consideran que puede tener continuidad por la creciente presión de cada vez más organizaciones y la demostración de que este tipo de sentencia no ha conseguido reducir los delitos en aquellos países donde se aplica.

¿En qué punto se encuentra Latinoamérica?

Prácticamente todos los países de la región abolieron la pena capital hace décadas. Sin embargo, hay casos como el de Cuba, que si bien no la aplica en la práctica, se niega a eliminarla como castigo en su legislación, por lo que tendría plena libertad para implantarla sin dar mayores explicaciones.

Por otro lado, países como Guatemala, Brasil, Perú o Chile contemplan la pena de muerte para delitos de extrema gravedad, como aquellos que puedan poner en serio peligro la seguridad del Estado o aquellos que rijan bajo las leyes militares. "Colombia abolió la muerte como castigo penal en 1910 y no puede restablecerla por ser parte del bloque de constitucionalidad", destaca el portal especializado en temas penales Projusticia y Desarrollo. 

 

LatinAmerican Post | José María González Alonso
Copy edited by Marcela Peñaloza

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