Medio ambiente

Olímpicos de Invierno: ¿en peligro por el cambio climático?

Más de la mitad de las anteriores sedes de las Olimpiadas Invernales podrían registrar temperaturas muy calurosas en 2050 como para realizar los juegos allí nuevamente

Winter Olympics: at risk due to climate change?

Geólogos y meteorólogos del mundo cada año están más preocupados. 2017 ha sido el año más caluroso del que se haya tenido registro en la historia. Lo más amenazante es que cada año que pasa, los termómetros marcan temperaturas nunca antes vistas.

Así ha sucedido por lo menos durante los últimos cuatro años. Estas alarmantes cifras han hecho que investigadores de la Universidad de Waterloo (Ontario) en Canadá, liderados por el profesor de geografía Daniel Scott, llegaran a la conclusión de que, luego de recopilar datos climáticos de todas las ciudades que han sido sedes de los Juegos Olímpicos de Invierno, 9 de las 19 serán demasiado calientes para albergar nuevamente la cita orbital. Aplicando modelos de cambio climático para predecir futuras condiciones invernales y usando proyecciones en las que las emisiones de gas invernadero del planeta continúan aumentando, determinaron que para 2050 la temperatura global aumentará cuatro grados Celsius, lo que dejaría sin posibilidades a decenas de ciudades para recibir los Juegos Olímpicos de Invierno.

¿Qué hacer al respecto?

Uno de los mayores problemas para las ciudades sería la insuficiencia de nieve, incluso si se toman medidas como su fabricación artificial. Para “fabricar” nieve se necesita bombear agua a través de boquillas a alta presión, esperando que el agua pegue contra el aire helado y se congele casi de inmediato, convirtiéndose en nieve. ¿Pero y si el aire no es lo suficientemente frío? O, en este caso, ¿y si el aire está demasiado caliente?

La escasez de frío en el aire y de nieve hará que se recurran a medidas más extremas, como durante los Juegos Olímpicos de Invierno de 2010 en Vancouver, Canadá, y los de 2014 en Sochi, Rusia. En 2010, Canadá estuvo bajo uno de los inviernos más calurosos de su historia, por lo que los organizadores tuvieron que instalar pacas de paja y cubrirlas con nieve artificial para cubrir las pendientes que no tenían suficiente nieve para poder esquiar de manera fluida. En las Olimpiadas de Sochi, la organización tuvo que almacenar nieve durante casi dos inviernos, previo al evento mundial, guardándola en lugares oscuros y cubierta de aislantes para evitar que se derritiera.   

A pesar de estos esfuerzos, los atletas en ambos juegos se quejaron de que esa nieve deficiente provocó condiciones infradeportivas, pues muchos se vieron perjudicados debido a que las condiciones eran muy cambiantes entre el turno de uno y otro participante, haciendo que las condiciones de las pistas fueran más lentas o más rápidas, dependiendo del momento en que compitieran.

Scott considera que, con el tiempo, y si el cambio climático sigue haciendo de la suyas, las opciones para realizar los Juegos de Invierno cada vez se reducirán, a tal punto que tendrán que rotarse las sedes entre un pequeño grupo de ciudades. Las cadenas montañosas cercanas a los Alpes y la frontera entre Estados Unidos y Canadá serán las zonas geográficas que tendrían el privilegio de aún albergar los Juegos, debido a que tendrían las condiciones climáticas (en cierto sentido), además de la logística e infraestructura para recibir un evento de tal magnitud, por lo que la Patagonia argentina y chilena estarían descartadas, así como gran parte de Rusia y del Himalaya.

 

Latin American Post | Juan Felipe Guerrero
Copy edited by Laura Rocha Rueda

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