ANÁLISIS

Navidad en Venezuela, escenario reflexión

El pueblo venezolano atraviesa las fiestas decembrinas más difíciles de toda su historia republicana: la pobreza reina y sus habitantes lo asumen con aplomo

Navidad en Venezuela

Para nadie es un secreto la grave crisis social, económica y política que atraviesa Venezuela, situación que ha conllevado al venezolano a reinventarse, a olvidarse del capitalismo y todo lo trivial que representaba esta faceta en otro momento por estas fechas, y conseguir, en base al amor, la esencia de las verdaderas  navidades.

En otras épocas, el país con más bonanza petrolera del mundo, potencia económica de Latinoamérica, e instruido ante la condición de consumismo adoptada por los Estados Unidos, hermano mayor de la nación por muchos años,  reinaba todo tipo de gasto desenfrenado por lo material. Sin embargo, el giro que dio la vida de sus habitantes para estos tiempos fue tan abismal como instructivo.

Ahora bien, y lejos de ser complaciente con el gobierno de Nicolás Maduro, el líder político más nefasto que ha pasado por la  nación, es evidente que algo de bueno hay que sacar de todo lo que en algún momento se ha considerado malo, y que poco a poco, los ciudadanos que en algún momento disfrutaban la época en centros comerciales, licorerías, restaurantes, o viajando por todo el mundo,  gastando de manera onerosa lo poco o mucho que brindaba la fortaleza de su economía, deben afrontar un espacio diferente, en el cual seguramente hay que detener pensar en la realidad y el valor de las cosas.

Sin duda la  necesidad del venezolano por lo material hace falta, está en su ADN, en su forma de ser. No obstante, buena parte de los habitantes ha venido asumiendo que se está en una Venezuela totalmente cambiada, pero de necesario aprendizaje;  porque incluso cuando muchos no tienen para dar regalo a sus hijos de parte del niño Jesús, ni para comprar una botella para compartir, y ni siquiera para hacerse de los ingredientes para preparar la tradicional “hallaca navideña”,  plato típico de los venezolanos, de todas formas mantienen la cabeza en alto y con resiliencia tratan de mantener intacta la alegría

Al final, la navidad, ha entendido el pueblo venezolano, va más allá del gastar. Son días de unión en familia, días de solidaridad, de entender que el compromiso es seguir adelante, viviendo y apoyándose los unos con los otros, soportando las vicisitudes, las enfermedades, los pesares, controlando lo psicológico, y anhelando la llegada de un futuro más próspero, eso sí, con la  vida cambiada y el enfoque en lo espiritual conmovido.

Y ahí queda el pequeño consejo para los habitantes de  los otros países de nuestra América Latina,  lo material es efímero, los obsequios son de gran valía pero no imperativos, derrochar dinero sólo porque es diciembre no valdrá nunca la pena cuando no exista amor de por medio, amor por el prójimo además, por toda esa gente que vive en la calle, que no tiene nada que estrenar o que comer en estas fechas, y a quienes muchas veces se les mira desde arriba del hombro y no se entienda que la navidad es para compartir no sólo con mamá, papá,  hermanos o pareja,  es en realidad una época para tender puentes y apoyar al más necesitado, en el que la real alegría debe ser la satisfacción más por el hecho de dar que por el de recibir.

 

Latin American Post | Freddy González

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