AMÉRICAS

¿Por qué están muriendo las abejas?

Las abejas son más que su miel. Su desaparición traería consecuencias devastadoras para el ambiente y la raza humana.

El cambio climático se ha convertido en una de las principales razones de extinciones de especies en tiempos recientes. El aumento de eventos atmosféricos extremos, cambios en patrones de precipitación y pérdida del hábitat han contribuido a su desaparición. Sin embargo, una de las especies que mayor peligro representa para la supervivencia de los seres humanos es la disminución de la población mundial de abejas.

Estos insectos son elementos cruciales de nuestro medio ambiente y casi nunca reciben el crédito que merecen. En cada cosecha se recolectan frutas y verduras, que, en gran medida, se dan gracias al papel fundamental de las abejas. Estas se encargan de la polinización asegurando que cada temporada se generen las semillas en la reproducción de plantas.

El valor anual de los servicios de polinización se estima calculando los costos de reemplazar a estos insectos por humanos. Estudios calcula que tan solo para los Estados Unidos la cifra se encuentra entre $4.1 a $6.7 billones de dólares.

De 100 especies de cultivos que proporcionan el 90 % de los alimentos para los seres humanos, el 70 por ciento son polinizados por las abejas. La continua reducción de su población impacta al hombre en los niveles más altos de su cadena alimenticia, amenazando directamente la supervivencia de la raza humana. Sin ellas, la producción de comida se vería comprometida.

Estudios de la Universidad de Ottawa han concluido que a medida que la temperatura aumenta, especies de plantas y animales en el hemisferio norte han empezado a migrar hacia zonas más acorde a sus necesidades. Sin embargo, el análisis del registro de distribución de abejas ha encontrado que estos insectos no han seguido la misma tendencia de las plantas. En su lugar, estas han comprimido el espacio reduciendo su hábitat disponible. Este hallazgo se describe mejor a continuación en el gráfico desarrollado por el científico Jeremy Kerr.

LatinAmerican Post | Laura Iguavita
Copy edited by Susana Cicchetto

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