AMÉRICAS

Río de Janeiro: el paraíso que se extingue

¿De dónde vienen los problemas de la Cidade Maravilhosa?

Río de Janeiro: el paraíso que se extingue

A propósito del artículo de Santiago Gómez en este portal sobre la inseguridad en Río de Janeiro, vale la pena hacer un análisis sobre los fenómenos de violencia y pobreza tan comunes en las ciudades latinoamericanas, sin ser necesariamente zonas fronterizas, aisladas, con climas adversos o en condiciones de extrema pobreza.

Río es exactamente lo contrario a ello e incluso en los aspectos económicos ha tenido todas las posibilidades de ser próspero: altos niveles de turismo, parques industriales, plantas nucleares, agricultura, minería, inversión extranjera de todo tipo y eventos de talla mundial. Así que no es sorprendente que el estado de Río de Janeiro ocupe el segundo lugar como la mayor economía de Brasil, gracias a su diversificación y a sus paisajes y gente acogedora que hacen que quienes visitan la Cidade Maravilhosa quieran quedarse para siempre, aún con los esfuerzos que ello signifique.

Vivir en el paraíso tiene un costo de vida elevado ya que, por poner un ejemplo, mientras un almuerzo en Copacabana puede costar US$20, en una zona equivalente en Bogotá puede salir por US$10. Los precios en transporte y alojamiento también suelen duplicarse en la capital carioca, a pesar que el salario mínimo en Brasil no es tan diferente al de Colombia: US$290 frente a US$251, respectivamente.

No obstante, el mayor problema puede no ser el dinero sino la inseguridad, célebre en Río de Janeiro. Los tiroteos en estaciones de metro y arrastãões, que son atracos colectivos usualmente cometidos por menores de edad, en la zona sur son parte del día a día carioca a sabiendas que la mayoría de los barrios en la ciudad tienen alguna comunidad marginada dentro de sus fronteras: Leblón es vecino de Vidigal, São Conrado de Rocinha o Copacabana de Cantagalo. Lo ideal sería interpretarlo como símbolo de integración urbana, pero la realidad es que se trata de una desigualdad chocante que la gente ya ha aprendido a ignorar.  

Así que alguien que viva con un salario mínimo está destinado a la favela, las cuales no siempre son inseguras pero son invariablemente vulnerables: las condiciones de saneamiento básico pueden llegar a ser insuficientes, el transporte es difícil debido a las lomas donde suelen ubicarse y en algunos casos los terrenos son ocupados de forma ilegal. Como un detalle adicional, según el último censo nacional realizado en 2010, más del 60% de la población de los barrios más pobres de Río se consideraba negra o morena, mientras que en el barrio más acaudalado, la Lagoa Rodrigo de Freitas, apenas el 1,5% se declaró dentro de esta clasificación racial, lo que indica una profunda problemática de segregación racial.     

Además no podemos olvidarnos la crisis política que vive el país, de manera que ni siquiera como una de las ciudades más hermosas del mundo Río puede salvarse de las calamidades políticas que hicieron metástasis en América Latina.

Hoy, tras las declaraciones del alcalde Maia, ojalá se abra el debate y se entienda que la inseguridad no se acaba con más policías sino con políticas públicas serias. Esperemos que los cariocas aboguen por una defensa digna de su ciudad y eviten que en los próximos años las postales con el Pão de Açucar a lo lejos se vean con la nostalgia de un paraíso que se echó a perder.  

 

Latin American Post | Mayeli Espinosa Ríos

Copy edited by Laura Rocha Rueda

 

Related Articles

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Botón volver arriba